Este hilo está dedicado a todos aquellos artistas que nos han seguido en alguna ocasión y quieren compartir sus artes. Cada poco elegiremos una ilustración de entre las que publiquéis en nuestro canal de discord dedicado al Arte > https://discord.gg/HRnSuaGy
No importan si son vuestras o de algún artista que os llame la atención, si creéis que hay una historia detrás, compartidla en el discord. Las seleccionadas irán al post semanal de este hilo y en torno a ellas podréis construir un relato breve para ir compilando magias...
Allá va la primera! Del maestro Fran Fernández! > https://twitter.com/Xell07
LA PEQUEÑA HOJA Y EL GRAN CEREBRO
Pequeña Hoja. Fragil-Hoja; he sacado de entre el fuego este cachorro de hoja humana, -aun respira en mi pinza-. Descuidadas son las fragiles hojas. Tontas...¡Muy tontas las hojas-humanas!, si queman el bosque. Su tallo cuando cae, no vuelve a prenderse del arbol. Hojas tontas. Hombres tontos. Los tigres no queman la selva en la que cazan, la respetan. Toma Pequeña-Hoja a la niña -sanala con tu magia-. Yo aun debo apagar el incendio que los tuyos han levantado. Es mi deber cuidar del bosque.
EL CAPARAZÓN Y LA CARCASA
Silvia suspiró, exasperada. De nuevo, el Caparazón le había vuelto a fallar. Y eso que había sido muy clara en las instrucciones: tráeme el cuerpo de una mujer joven y esbelta ya fallecida (viva le hubiera servido, pero es un fastidio ejecutar a la carcasa antes del ritual).
En realidad, y siendo justa, había que reconocer que no era culpa del Caparazón. Le había traído exactamente lo que le había pedido. El problema había sido no puntualizar que la carcasa, el cuerpo, tendría que estar muerta recientemente, y no como esta, que ya era un cadáver antiguo y agusanado.
Suspiró de nuevo, consternada. A este paso se quedaría atrapada para siempre en la carcasa de este niño. ¿Quién dijo que programar era fácil?, pensó, mientras se preparaba para dar al Caparazón nuevas instrucciones.
La Última Esperanza de Yggdrasil:
El bosque de Ylundil ardía en llamas, los trasgos habían aprovechado el concilio de Erebor para prender fuego al hogar de los elfos, alguien les había traicionado, sólo Yggdrasil era capaz de curar la corrupción de la sombra, ya nada impedía que se propagara la maldad por toda la tierra.
Pero la fortuna quiso que la pequeña Aradel hubiera perseguido lo que parecía una luciérnaga, aunque realmente fuera una hoja del gran árbol, saliendo del bosque y quedando a salvo, al volver al bosque y ver su hogar arrasado, cayó de rodillas y empezó a llorar, en ese momento el último ent atravesó el fuego, en uno de sus brazos yacían ensartados varios trasgos mientras que en el otro sostenía una esfera que protegía contra su tronco. El fuego crepitaba en su espalda, sabía que pronto moriría, mas esa niña le hizo esbozar una sonrisa.
"No llores, pequeña, tienes que ser fuerte, esta es la semilla de la vida, la esperanza del mundo y tú le volverás a insuflar la vida, la última de la estirpe élfica"
El objetivo estaba inmóvil en mi mano, sin mostrar signo alguno de vida. Lo abatimos a primera hora de la mañana. Los demás miembros de mi unidad continúan con la exploración del terreno, mientras yo, sin entender bien la causa, permanezco en mi posición. No registré el tiempo que pasé mirando al cuerpo sin vida. Ignoré todo, sin importarme nada más que aquel joven. Pero… ¿por qué?
El mando seguía intentando comunicarse, repitiendo mi código de identificación sin cesar.
—Sov182, responda. Sov182, responda. Comunique posición.
Ese era uno de los nombres que el Partido nos había otorgado, un regalo por el sacrificio de nuestra carne mortal a cambio de este cuerpo cibernético. También nos habían dado un objetivo: acabar con el enemigo. Enemigo. ¿A caso aquel muchacho era el enemigo? No lo entendía…
Las imágenes se cruzan en mi cabeza. No son de esta realidad, no son de este tiempo...
Una joven, de cabellos dorado bermellón como el fuego, me miraba y sonreía. Una niña, con los mismos tonos inconfundibles en su cabellera, corría y gritaba… ¿Qué querían decirme? Sus palabras se pierden en el silencio.
Otra llamada de los mandos. Querían establecer contacto. Requerían saber por qué me detenía, dejando a la unidad vulnerable. No respondí. Sigo observando al joven inerte.
«¿De qué sirve esta guerra?» Pienso al tiempo que, en los más hondo de mi ser, siento una gran pérdida. A pesar de todos los cables y nanoplacas aún habita en mi ese sentimiento tan humano. Renuncie a todo con la esperanza de un mundo mejor, y ahora no tengo nada. Miro al joven muerto… a él tampoco le queda nada.
Las alarmas se activan.
¡ALERTA! ¡ALERTA! ¡AMENAZA INMINENTE A DIEZ METROS!
Los sensores enloquecen y el sistema de apuntado automático fija el laser en una niña. Tiene los cabellos dorado bermellón… como el fuego… Se mantiene inmóvil, mirándome, con el rostro fijo en mí. Los mandos siguen con su intento de establecer contacto, pero los ignoro. Todo mi mundo se vuelve a esa niña. ¿Ella es él temido enemigo? No puede serlo, tan joven, tan impoluta…
Extiende el brazo, y las alertas vuelven a dispararse. Pero las ignoro. La niña me sonríe.
«¿Raísa? ¿Eres tú, Raísa?» El pensamiento cruza mi neurocórtex.
La niña sólo sonríe y extiende la mano. Una pequeña luz flota en su palma, pero cuándo consigo identificarla como «Arma de Destrucción Masiva» ya es demasiado tarde.
Khurfann miró complacido su obra, un gólem de metal cuyo brillo centelleaba a la luz de la forja, sólo faltaba una última piedra de Ankar por colocar.
¿Sería este prodigio suficiente para ayudar a Connor? Se preguntaba el enano mientras hacía levitar la tan preciada gema hacia la argentada criatura.
El principio del fin.
Después de tanto sufrimiento. Ambos se miraron y comprendieron que todo había terminado. Era hora de escribir un nuevo comienzo. Yial extendió su pequeña mano con la llama de la esperanza a Looc. Él decidiría si la aceptaba o no.
Aquí otra propuesta para relato corto por cortesía del maestro Fran Fernández !
Aquí otra propuesta para relato corto por cortesía del maestro Fran Fernández !
Me embarqué en el Pequod en pos de la legendaria Atlántida, el capitán Ahab nos comentó que un portal se hallaba custodiado bajo la atenta mirada de la gran ballena, Moby dick, y que vislumbró el resplandor del marco cuando perdió la pierna.
Llevaba toda una vida preparándose para llevar a cabo su venganza, dijo que era muy probable que la mayoría de la tripulación perdiéramos la vida, pero cuando llegamos al lugar indicado, encontramos un Kraken de tres ojos con el portal incrustado en su testa, ¿mataría este monstruo a la ballena, entraría por el propio portal, acaso dormía en las profundidades y la ballena simplemente pasaba por ahí? No sé cual de aquellas posibilidades era la correcta, pero en lo que seguro que se equivocó, es en que la mayoría de la tripulación moriría, porque según lo vi engullir la embarcación, me quedó claro que nadie saldría vivo
Gerardo Bocanegra es mi nombre. Rondo el milenio, pero aún me siento joven cual chipirón. Entre mis aficiones están: practicar apnea a bajas profundidades, asaltar galeones y bergantines, devorar marinos, mujeres y niños por igual, y, en especial, adoro quedar con los panas para jugar a Destrucción y Devoración. Ya sé que esta es una app de citas, para quedar a tomar algo, ligar y todo el rollo. Pero yo no busco eso. Pongo la descripción por pura formalidad. Lo que busco, junto con mis colegas, es un quinto miembro para la party. Necesitamos a alguien para ocupar el puesto de Cthulhu. El tío se fue a dormir el siglo pasado y no ha regresado, pasamos de esperarlo más. Por cierto, mi cara de UwU no es ninguna señal subliminal para lo de ligar, que quede claro. Besos y ¡AH!-brazos.
Deja siempre uno
La tormenta había estallado.
El mar embravecido agitaba el galeón como si fuera un juguete. Los marineros se aferraban inútilmente a las jarcias. Algunos de ellos salieron despedidos por la borda ahogándose en un mar cruel…
El Capitán elevo una plegaria. El mar se calmó como respondiendo a su ruego.
De la nada, una ola surgió zarandeando el barco hasta dejarlo en un ángulo imposible, debería haberse hundido, pero algo lo sujetaba. Unas masas de tacto gelatinoso, en forma de tentáculos, lo sujetaban.
El mar se dividió en dos. Una criatura dotada de una malévola mirada emergió de las profundidades.
Sus ojos se fijaron en un grumete.
La criatura emitió un ruido parecido a una risa que provocó que muchos enloquecieran y corrieran sin rumbo por la cubierta.
Los pocos que mantenían la cordura dispararon a la criatura. Algunos lloraban y suplicaban por sus vidas en un algún rincón del maltrecho barco. Los más desesperados pusieron fin a sus vidas de maneras imaginativas para deleite de la criatura.
Las escamas que recubrían los poderosos tentáculos se plegaron para formar una especie de armadura.
Las balas de cañón rebotaron.
La presión de los tentáculos comenzó a ser mayor. Casco y tripulación se convirtieron en una masa de carne y madera.
En cuestión de unos minutos todo había terminado dejando un mar teñido de sangre.