«Valaquenta» de J.R.R. Tolkien

"Valaquenta" de J.R.R. Tolkien | Noviembre Nocturno 5

«Valaquenta» de J.R.R. Tolkien

 

Mucho se ha escrito sobre la obra del Maestro Ronald Reweld Tolkien. Conocido artífice de la trilogía de El Señor de los Anillos, El Hobbit y el Silmarillion. Este último, por su estructura y consideraciones con respecto a la cosmogonía de la Tierra Media, ha sido ampliamente estudiado por los amantes de la mitología y  teología, ya que se trata de un ejercicio brillante de evocación, según comentaba el propio Tolkien, él siempre había querido crear una nueva mitología, de forma artificiosa, pero exhaustiva y completa, en la que poder desplegar sus ideas sobre la tradición y los mitos de las islas británicas. Allí surgieron probablemente los primeros textos del Silmarillion, de hecho, es bastante probable que algunas de estas historias nacieran de las reuniones que solía frecuentar en el cenáculo de los inklings, reputados literatos algunos, que se reunían con frecuencia en el pub Eagle and Child de Oxford allá por los años treinta del siglo XX.

 

A nosotros nos gusta imaginar a Tolkien rodeado de cervezas y hierbas de la tierra media, donde en compañía de escritores de la talla de C.S Lewis, durante largas conversaciones y retos de ingenio literario y fantástico, se narraban unos a otros los relatos que conformarían las primeras mitologías de El Señor de los Anillos o las Crónicas de Narina. Ese sería, según muchos estudiosos de la obra de Tolkien, el corpus de imaginerías fundacionales el que se inspiró toda una colección de personajes y leyendas compilados durante largo tiempo hasta convertirse en una de las sagas fantásticas más admiradas y respetadas por lectores, escritores y críticos de todo el mundo.

Uno de los relatos más curiosos de El Silmarillion destaca precisamente por no ser un relato al uso, en él, Tolkien perfila las características de los Valar, las Valier y los Maiar, y esboza el inicio de la confrontación que daría lugar a la primera gran guerra de la creación, con la aparición de los enemigos

Como en muchos otros relatos de la creación, religiones y mitologías de la historia, dos bandos se establecen en los entornos místicos de la Tierra Media, dos fuerzas que representan al bien y al mal, personajes que caen en las más terribles ambiciones y tentaciones, dioses y demonios que nos llevan a cuestionar el lugar de la humanidad en el mundo, su fragilidad y sometimiento a las fuerzas titánicas de la creación, su fuerza y determinación ante la desesperanza, y en toda esa marea de acontecimientos, incluso los más pequeños e inesperados aventureros, pueden jugar un papel trascendental...

 

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Los Valar

Nuestro relato de hoy es un primer esbozo sobre los Valar, que antecede al tronco principal de las historias y leyendas de los mitos del Quenta Silmarillion.

Muchos han teorizado sobre la simbología de estas historias y personajes, algunos incluso han alzado su pluma contra el Maestro Tolkien afirmando que su obra ocultaba veladas alusiones políticas, alegorías religiosas y sociales, afirmaban que la obra resultaba demasiado inocente y maniquea. El propio Tolkien respondió a los comentarios de muchos de sus intrigados seguidores y detractores, apuntando un dato interesante en lo que a literatura fantástica se refiere:

 

«La guerra real no se parece a la guerra legendaria, ni en su proceso ni en su conclusión. Si hubiese inspirado o encaminado el desarrollo de la leyenda, entonces, seguramente el Anillo habría sido utilizado contra Sauron; no habría sido aniquilado sino esclavizado, y Barad-dûr hubiera sido ocupada y no destruida. Saruman (…) hubiese encontrado en Mordor los eslabones perdidos sobre la historia del Anillo, y no habría tratado en fabricar un Gran Anillo propio con el que podría desafiar al señor de la Tierra Media. En ese conflicto ambos bandos hubieran odiado y despreciado a los hobbits; no hubieran sobrevivido mucho tiempo ni siquiera como esclavos».

 

Al mismo tiempo, cuanto se le hablaba de alegorías, y especialmente cuando se aludía a sus criaturas con algún un trasunto cristiano o político, Tolkien prefería hablar de aplicabilidad, es decir, de la capacidad del lector para dejarse llevar, para interpretar y asociar sus lecturas con lo que su propia imaginación le evocase. Aplicando así sus propias referencias y conclusiones a los textos. Es evidente que en su caso, sus vivencias, sus creencias y su espiritualidad influyen en lo que escribe, pero es también natural pensar que cada uno disfrute la obra a su manera, sin dejar que los convencionalismos académicos eclipsen el disfrute de algunas de las grandes historias de fantasía de nuestro tiempo.

 

Así que ya lo saben amigos, lean con la pasión natural del que se adentra por placer en la literatura, no se dejen avasallar por las opiniones de los expertos más críticos, por las teorías literarias o las simbologías, disfruten y profundicen, expriman inccluso a los estudiosos de sus autores preferidos pero sobre todo, piensen por sí mismos, elaboren sus propias teorías por estrambóticas que sean y envíenlas a nuestro correo, noviembrenocturno@gmail.com.

 

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Tolkien’s Desk by Ravenclaw

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