«Una voz en la Noche» de William Hope Hodgson

Art by Sebastian Jerke noviembre nocturno

«Una voz en la Noche» de William Hope Hodgson

 

Antes que el sueño (o el terror) tejiera

mitologías y cosmogonías,

antes que el tiempo se acuñara en días,

el mar, el siempre mar, ya estaba y era.

¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento

y antiguo ser que roe los pilares

de la tierra y es uno y muchos mares

y abismo y resplandor y azar y viento?

Quien lo mira lo ve por vez primera,

siempre. Con el asombro que las cosas

elementales dejan, las hermosas

tardes, la luna, el fuego de una hoguera.

¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día

ulterior que sucede a la agonía.

«El mar» Jorge Luis Borges.

 

Cuando el mundo era joven y sus fronteras nos resultaban todavía infinitas, la humanidad observaba con temor y anhelo el mar embravecido, ese horizonte etéreo e indescifrable que engullía naves enteras en su inmensidad, y se llevaba con ellas las vidas de incautos aventureros cuyos cuerpos regresaban a la superficie marina hinchados por el éter de Plutón.

 

En los océanos de la antigüedad se escondían seres de naturaleza dudosa y monstruoso linaje, y se ocultaban en sus inabarcables dominios parajes de realidad desconocida. No en vano, los antiguos griegos establecieron tres reinos, gobernados por cada uno de los grandes dioses: los cielos, para Júpiter; los Infiernos, para Hades; y los mares, para Poseidón. Siendo los cielos el lugar divino por excelencia, en cuyas alturas rayaba el monte Olimpo y se cobijaban las deidades, eran por tanto los Infiernos el lugar más sombrío, habitado tan solo por espectros y criaturas oscuras.

 

Pero no debemos olvidar que los rincones de los Infiernos no eran ignotos para el hombre. pues los salones del hades eran un paraje relativamente cierto, siendo su geografía bien reconocible. No ocurría lo mismo con el reino de Poseidón. Pues el océano un lugar misterioso, donde cualquier cosa era posible; en él se escondían los lugares más misteriosos de la antigüedad. Este carácter ignoto e imprevisible del mar es heredado por la tradición cultural del hombre hasta la edad media; en ella, cuando todavía la cartografía no era una ciencia exacta y sus mapas eran inconclusos, monstruos y dragones poblaban los márgenes del mundo conocido, amenazando a cualquier viajero que osase aventurarse en sus lindes, pues los márgenes del océano eran recipiente de superstición y locura.

 

 

El Maestro William Hope Hodgson, escritor de inmenso talento e imaginación publicó por primera vez nuestro relato de esta noche en el número de Noviembre de 1907 de la revista de ficciones Blue Book Magazine.

 

El mar, que desempeñó un papel tan importante en su vida, estuvo siempre presente en su obra. Marino de profesión, supo recrear como nadie un terror incierto y delirante. De sus delirios oceánicos, a traves de relatos y novelas de ficción fantástica, se inspiraron en buena medida posteriores maestros de la literatura de terror materialista. Desde August Derleth, pasando por Clark Asthon Smith, Olaf Stapledon, Arthur C. Clarke, o el propio Maestro Lovecraft que siempre reconoció su influencia y llegó a comentar sobre la literatura de Hodgson que:

 

«estaba dotada de una fuerza a veces tremenda en sus evocaciones de mundos y seres ocultos tras la superficie ordinaria de la vida».

 

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