«La Extraña Casa en la Niebla» de H.P. Lovecraft

"La Extraña Casa en la Niebla" de H.P. Lovecraft | Noviembre Nocturno 9

«La Extraña Casa en la Niebla» de H.P. Lovecraft

Imágen destacada: «The Dreams of Kingsport» por Michael Komarck

 

 

En el año 1639 miles de colonos procedentes del sur de Inglaterra y las islas del Canal de la Mancha alcanzaron las costas de los EEUU. En los márgenes del río Miskatonic, al noreste de Massachussets, donde los mitos y leyendas de Nueva Inglaterra se mezclan con antiguos rumores de seres inauditos y cultos prohibidos, se levantó junto a la costa la pequeña localidad de Kingsport. La ciudad era un próspero puerto de mercancías, pero con el paso de los años y la llegada de la modernidad, sus gentes se volvieron hurañas y siniestras. Hoy algunos la conocen como Prides Crossing y unos pocos la confunden a menudo con la ciudad de Marblehead. La mayoría simplemente prefiere ignorar los caminos que conducen hasta las pequeñas y grotescas techumbres de sus casas, en parte debido a las supersticiones y en parte a las dificultades que conlleva transitar el aislado y pedregoso camino que la atraviesa.

 

 

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A principios del siglo XX, aparecieron las primeras historias sobre un culto innombrable que realiza extraños rituales paganos en las cavernas y galerías que recorren las entrañas de la tierra. Innumerables grutas subterráneas que cobijan secretos que no deben ser revelados. En Kingsport nació también la leyenda del terrible anciano, que guarda extraños péndulos de plomo en botellas de cristal y paga siempre sus deudas con antiguas monedas de oro español. Dicen que ha vivido cientos de años, y que a pesar de su infame reputación, es venerado y temido por sus vecinos. Nadie que haya oído las leyendas se acercaría a Kingsport hoy en día. Pero hubo un tiempo en el que los rumores no eran tan poderosos, un tiempo en el que los turistas viajaban allí de cuando en cuando, a admirar las preciosas vistas del mar rompiendo contra su inmenso acantilado. Y fue entonces cuando nuestro protagonista de esta noche llegó a Nueva Inglaterra. El sería el primero en visitar lo alto del risco más elevado de Kingsport, donde se adivina entre la niebla, en las noches sin luna, una tenue luz que suspira desde que se asentaron allí los primeros colonos. Nadie se había atrevido a escalar el acantilado para encontrar respuestas, nadie había osado contradecir a los marinos portugueses, a los viejos habitantes del puerto a los ancianos y los comerciantes cuando advertían los horrores y maravillas que se ocultan en lo alto del acantilado. Nadie debe subir hasta allí, nadie debe poner un pie en el umbral de la ventana que se ilumina en las noches sin luna. Así pues, acompañennos amigos, adentrémonos en los escarpados senderos de esta ciudad innombrable, donde los sonidos del mar embravecido despiertan agónicos lamentos de oleaje para descubrir el misterio que se oculta tras la puerta de la extraña casa en la niebla.

 

 

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Lovecraft creó Kingsport antes de ver su modelo en la vida real. Justo después de visitar Marblehead en 1922, se enamoró de la ciudad y escribió una crítica entusiasta en 1929 sobre sus experiencias en aquellos viajes de exploración. Al igual que esta ciudad ubicada al noreste de Nueva Inglaterra, muchos de los relatos y fantasías lovecraftianas se ambientan en localizaciones imaginarias, Innsmouth, por ejemplo, se encuentra en la costa del Condado de Essex, al sur de Isla de Plum, y al norte de Cabo Ann muy cerca de la ciudad de Ipswich. Innsmouth fue fundado en 1643, básicamente como astillero. Fue un próspero centro de actividad marítima, y posteriormente un pequeño núcleo industrial. Los naufragios y la guerra de 1812 empezaron a dañar la economía del pueblo. Para 1828 la única flota que todavía usaba las rutas de Innsmouth era la de Obed Marsh, jefe de una de las familias más poderosas del pueblo. Allí se entrelazan las historias de contrabando de la familia Marsh y sus tratos con la raza de los profundos, seres anfibiodes de origen desconcido que llegaron a Nueva Inglaterra tras algún extraño acuerdo alcanzado con el capitán Marsh. La ambición desmedida de Obed traería la fatalidad a Innsmouth, que tras sufrir una extraña plaga se convertiría, al igual que Kingsport, en fuente de rumores y supercherías. Como le ocurrió a muchos de los habitantes de Innsmouth, los hijos de Obed desaparecieron en extrañas circunstancias, la situación llegó a tal punto, que agentes federales del gobierno estadounidense se vieron obligados a intervenir. Aun hoy, es muy poco lo que se sabe sobre Innsmouth y sus habitantes de ojos abultados, pero todos relacionan estos acontecimiento con un extraño culto, la orden esotérica de Dagon. Según cuenta la leyenda, en uno de sus viajes por los Mares del Sur, a mediados del siglo XIX, el capitán Obed Marsh se topó con una isla habitada por una tribu de indígenas que rendían culto a una extraña deidad marina y adornaban sus cuerpos con el oro de los Profundos. El informe oficial de las autoridades sobre la plaga de Innsmouth jamás salió a la luz.

 

Junto a Innsmouth y Kingsport, otra de las ciudades imponentes de la Nueva Inglaterra de Lovecraft es Arkham, situada en algún lugar de Massachussets, Arkham podría estar inspirada en la ciudad de Salem, hogar de la universidad de Miskatonic, en cuya biblioteca, se guarda celosamente uno de los escasos ejemplares del infame Necronomicon. August Derleth, amigo del propio Lovecraft fundó la editorial Arkham House en homenaje a la ciudad ideada por el Maestro.

 

 

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Así, tanto Lovecraft como los escritores de su círculo y los herederos del horror cósmico, utilizarían con frecuencia estas localidades ficticias de la nueva Inglaterra de Lovecraft en sus escritos. La realidad y la ficción se confundirían de tal modo en la literatura de Lovecraft, que el propio escritor recibió numerosas cartas solicitando información suplementaria sobre las localidades mencionadas en sus relatos, incluso algunos de sus seguidores y corresponsales insistían en que se les enviara alguna referencia de acceso al prohibido Necronomicón. Años después se extendería el rumor que afirma que el Necronomicón, el blasfemo grimorio capaz de invocar a entidades sobrenaturales de otras dimensiones es un libro real. Pero, ¿Quiénes somos nosotros para negarlo? Después de todo, algunos de los cultos esotéricos que cuentan con mayor número de adeptos en nuestros días basan sus deídaes y filosofías en la existencia de seres similares a los descritos por el propio Lovecraft.

 

Si se pasean ustedes por las alcantarillas de Internet, o por alguna librería de dudosa reputación es posible que traten de venderles una copia supuestamente auténtica del Necronomicón. Incluso es frecuente escuchar en cierto círculos esotéricos que el conocido ocultista, místico y alquimista Aleister Crowley compartió visiones y pesadillas con Lovecraft, ya que sus creaciones y libros sobre magia y esoterismo comparten similitudes con el universo lovecraftiano.

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