De niño le odiaba. Cuando crecí un poco mis hermanas y yo pasábamos los veranos en su granja, realizando las tareas denigrantes que ningún adulto en su sano juicio haría por sí mismo.

Recuerdo que temía que llegara el verano y el desagradable viejo que traía con él, cargando sus calabazas durante una milla desde el campo hasta su destartalado granero, huyendo despavorido de sus desnutridos animales. Le odiaba entonces, aunque ahora parecen aquellos días casi idílicos comparados con este verano. Quizá esta sea la razón por la que sueño con él.

El único alivio que tuvimos durante aquellos veranos eran las noches en las que el viejo se emborrachaba. Era un borracho lamentable; una simple botella le dejaba tumbado toda la tarde y sus palabras fluían juntas como gotas de agua resbalando por la cuerda que sujetaba a un ahorcado.

Algunas veces el alcohol abría un agujero en las partes vivas de su mente y renunciaba a su usual risita de borracho, contándonos historias que había escuchado en su juventud: sobre un tal Connatch que libraría al mundo de la oscuridad.

Según contaban las historias, apareció desde el Este, en el mismo momento en el que un cometa hizo presencia en los cielos del Oeste. Por aquel entonces el mundo vivía bajo la larga sombra de los Myrkridia - una raza de comedores de hombres demasiado horribles para poder describirla a los niños, o por lo menos eso decía mi abuelo. He oído otras historias sobre ellos desde entonces y no parece haber dos personas que hagan la misma descripción  de cómo eran los Myrkridia o cómo fueron capaces de tener la tierra bajo su terror durante cientos de años.

Yo hubiera creído que eran una completa fantasía si no fuera por el convencimiento -y el miedo- en los cansados ojos de mi abuelo cuando hablaba de ellos

Connatch fue el primer humano en cien años que sobrevivió a una batalla con un Myrkridia y no solo sobrevivió, sino que salió victorioso. Los persiguió y los encerró en un artefacto llamado el Tain, una prisión sin paredes que los herreros de Muirthemne habían forjado para él. Cuando los Myrkridia desaparecieron, Connatch ascendió al trono de Emperador presidiendo lo que se conoce como la Edad de la Luz.

Su historia se difumina en este punto. Algunos dicen que murió, que fue asesinado o raptado. Otros dicen que salió de Muirthemne en busca de algún poderoso artefacto. Supuestamente el inmenso poder de aparatos como el Tain tanto le fascinaban como le aterrorizaban, y era sabido que él había buscado objetos de parecido poder - las cinco Piedras Eblis, el Espejo de Tramist o el Códice Total. Destruyó los que pudo y ocultó el resto; en cualquier caso, ninguno de estos objetos ha sido visto en siglos.

De hecho, todo esto es una antigua historia, pero Balor y el resto de los Caídos incendiaron Muirthemne hace unos años y me basta una simple mirada a nuestros soldados para ver que no somos el valiente ejército de Connatch, sino una desaliñada chusma al servicio de los Nueve. Dudo mucho que Connatch aparezca para salvarnos.

Volviendo a cuando yo me uní a la Legión, había un viajero loco que entretenía a cualquiera demasiado cansado para moverse con su teoría de que el Límite de Todo -La línea entre la tierra y la nada más allá del reino de Gower, donde apareció Connatch- no era de hecho el Límite de Todo. Él aseguraba que el mundo tiene dos caras, girando continuamente como una moneda lanzada al aire y que los vivos y los muertos estaban sostenidos en su superficie por hechizos demasiado poderosos para ser aprendidos por los humanos. “…Y así la luz y las tinieblas turnaban su dominio sucesivamente, y la tierra pertenecía entonces a los hombres o a los no-muertos.”

Me cansé tanto de su artificial vocabulario como de sus estúpidas ideas, pero debo confesar que sufrí un súbito arrepentimiento cuando murió. Tampoco supe su nombre...

Durante la última semana, corrió por los campamentos el rumor de que los Nueve habían echado el guante a algo que podía cambiar el rumbo de la guerra. La mayoría de nosotros se inclinaba a pensar que esto era una tontería, pero siete años de sangrientas batallas contra las incansables y aparentemente infinitas tropas de los no-muertos, podían hacer que nos lo creyéramos.

Debo admitir que parece ridículo. ¿Un talismán que nos salvará, que de algún modo nos dará fuerza para engañar y sobrevivir a Balor? Los nueve podían haberlo usado antes. De todos modos, solo era un rumor y he aprendido a no dar demasiada credibilidad a los rumores. Los hombres de la Legión ya han oído demasiadas promesas sobre cómo todo va a ir mejor cualquier día de estos. Nadie quiere decir lo que piensa, yo el primero, y sospecho que también lo evitan, aunque ninguno habla de ello abiertamente.

¿Seguiríamos fantaseando sobre un futuro si no tuviésemos al menos una oportunidad? Si esto fuese así, no seríamos capaces de continuar... Aunque de todos modos, aquí estamos.

Debe haber alguna esperanza.

https://youtu.be/8hTgvNsqb9Y (myth TFL soundtrack, the siege of Madrigal)

https://www.mythjournals.com/tfl/across-gjol/

Gracias por la recomendacion, lo busque y es muy bueno

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