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Todo bien?

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CoquinArtero
(@coquinartero)
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No entiendo del todo por qué sigo manteniendo la dinámica de levantarme cada mañana a las seis. Me habré acostumbrado. Antes de empezar todo esto, ya lo hacía de manera natural. No por previsor ni responsabilidad. En realidad soy tan flojo que, por no preparar el café en casa, me levanto con tiempo para poder tomármelo en una cafetería.

Hasta que no tomo café, no soy ser humano así que, despierto, preparo la cafetera con todo mi pesar, me ducho y paso el resto del día reforzando medidas de seguridad e informándome por internet.

Hace tiempo que no asomo el hocico al exterior pero, según la red, parece que no tendremos suministros básicos a pleno rendimiento durante mucho tiempo. Ya hay comunidades donde la gente, sale furtivamente a la calle con garrafas o pone recolectores de rocío en las azoteas. Afortunadamente, tengo un aljibe en casa con bastante capacidad.

Lo que en realidad me preocupa es perder la electricidad. Significaría estar completamente aislado.

Hoy he visto otra vez las pilas de cadáveres en las noticias. Me da por pensar que podrían estar apilados al otro lado de la puerta, descomponiéndose al sol, y no terminaría de enterarme. Esto me recuerda que tenía previsto desarmar otro armarito para poner la tercera capa de seguridad en las ventanas de la planta baja.

Al principio me atreví a hacer algo de compra. Había mucha gente. Todos sudando, todos nerviosos, todos con la terrible mirada ojerosa de un infectado y acechando de refilón. Tenía tanta prisa por salir de allí, que pasé por la caja directamente para pedir que me cobrasen cuatro sacos de papas y doce kilos de arroz.

A día de hoy, he terminado con las existencias de todo menos de papas y arroz, así que voy alternando sin importarme mucho el sabor. Por suerte, la sal a pesar de ser un bien valioso abunda en mi hogar. ¿Quién compra tantas bolsas de sal y las deja abiertas por las esquinas?

Hace dos semanas que no subo a la azotea (Las plantas deben estar llenas de mala hierba). Más o menos, desde que me pareció escuchar como alguien se colaba saltando el muro entre terrazas. En circunstancias normales, habría echado violentamente al intruso pero, podría estar infectado también. Nunca había valorado tanto mi integridad física.

A  día de hoy, ya no oigo nada del exterior: ni infectados, ni coches, ni pájaros…. Nada.

Mierda. Acaba de irse la luz y nadie se queja, ni los niños, ni los perros. Empieza a ser inquietante.

Empieza a llover. Aprovecharé para asomarme al exterior. La lluvia limpia las cosas, se lleva lo malo.

Al abrir la puerta del final de la escalera, lo que veo sale completamente de mis previsiones. Todo sigue igual pero vacío. Completamente vacío. No están ocultos, están muertos, todos muertos. Puedo sentirlo bajo mi piel.

El corazón se me alborota aterrado e ilusionado de haber aguantado hasta el final.

-¡Estoy vivo! – Grito a los 4 vientos.

-¡Calla ya puto loco! – Grita algún vecino.


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Josco Zaro
(@joscozaro)
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Estimado Profesor Kramber.

Soy el Profesor Lester Escorzzo, de la facultad de Historia e Investigación de Épocas Antiguas de la Universidad de Miskatonic, le escribo porque recordé su intervención, hace 2 años, en el XXXI Congreso de la Universidad. Trataba de su estudio y de los "síntomas" que detectaron en los sujetos estudiados. Estoy encontrando similitudes con las descripciones que aportó y quería comentarle el caso que he estado investigando con ayuda de su libro.

Se trata de un vecino que encaja con el perfil de su investigación, al principio solo pensé que era un tipo raro, un atormentado más de la ciudad. Eso fue así hasta que empezaron a ocurrir ciertos... diremos "acontecimientos" que eran demasiado extraños como para considerarlos casualidades inconexas. Al principió trate de ignorarlo, al menos las primeras noches. Pero al ver que estos no cesaban, empecé a sentir curiosidad por lo que estaba ocurriendo en aquella casa.

El caso es que desde hace un par de meses, cada madrugada, dicho vecino emite unos macabros gritos, llantos y alaridos de desesperación que cesan siempre, exactamente, a las seis de la mañana. Parece que se encuentra en la primera fase que nombra en su libro, sufriendo algún tipo de pesadilla recurrente durante las noches. Me di cuenta de esto porque no deja de nombrar a todas esas criaturas, seres, dioses o lo que sea que son... Todos esos nombres extraños que parecen impronunciables... encajan a la perfección con los que usted describía.

Investigando un poco y gracias a unos amigos informáticos, hemos descubierto que dicho vecino tiene una especie de blog donde cuenta lo que está viviendo, como un diario online. De momento, parece no recordar las pesadillas, o al menos no las nombra en ningún momento en sus publicaciones; pero sí que empieza a tener alucinaciones, así como agorafobia y paranoia. Ya no sale nunca de casa, no lo he vuelto a ver por la cafetería de la esquina como solía hacer cada mañana; ha cubierto con maderas todas la puertas y ventanas de su casa, como para tratar que nada entre o salga de ahí. La última vez que lo vi estaba volviendo del supermercado, se le notaba nervioso, como huyendo de algo, con cuatro sacos de patatas y doce kilos de arroz. Patatas y arroz. Eso me recordó de nuevo a su ponencia, y lo que explicó de que estos dos elementos eran recurrentes en los sujetos con "síntomas" que estaban pasando de la primera a la segunda fase.

Según sus ultimas publicaciones en el blog, se está empezando a sentir solo en el mundo, sintiendo que todo se desvanece a su alrededor, que está todo muerto por una especie de infección. Parece que la segunda fase esta empezando a causar efecto. Si es así, aun podríamos tener alguna opción de intervenir en el proceso antes de que sea demasiado tarde... o en su defecto, podríamos tratar de documentar el caso para conocer más sobre las causas de esas pesadillas y sus consecuencias.

De momento no he podido averiguar la identidad real ni el pasado del sujeto; pero me encuentro investigando todo lo que puedo para recabar más información que no dudaré en compartir si resulta de interés para usted o su investigación.

Seria un honor poder recibir una respuesta; o poder concertar una reunión en persona, en la facultad o en su despacho, para tratar este tema con mayor profundidad.

Un cordial saludo.

Profesor Lester Escorzzo.

Esta publicación ha sido modificada el hace 2 años por Josco Zaro

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shadow_rokhan
(@shadow_rokhan)
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viernes 28 de junio.

Mi maldito vecino es un loco, ha estado gritando que esta !vivo¡ a todo pulmón, ha atraído a mas de esas cosas que parecen muertos vivientes, no se en que carajo esta pensando ese gilipollas, ya teníamos suficiente con el tipo que entro saltando el muro entre las terrazas, eso me ha tenido durmiendo poco, en constante estado de alerta, esas creaturas rondan de un lado a otro buscando a quienes atacar, su maldito y constante golpeteo contra muros, puertas, ventanas entre otros objetos es sumamente molesto, pero si mantengo silencio dejan de moverse o golpear, o así era hasta que mi estúpido vecino comenzó a gritar, eso provoco en los invitados no deseados, una respuesta atemorizante, comenzaron a  moverse con gran determinación, aullaban, golpeaban con mas fuerza los objetos incluso trataron de subir las escaleras de los edificios pero por suerte su falta de coordinación impidió su avance.

ahora tendré que racionar la comida que compre la ultima vez que salí a la tienda, me queda algo de arroz, patatas, carne ahumada y algunos enlatados, no puedo salir ahora los invitados no deseados todavía no se han calmado del todo, no me arriesgare, pero cuando tenga la oportunidad le daré una visita a mi vecino, para pedirle amablemente con un golpe en la boca que se calle para que no siga atrayendo a esas cosas , estoy terminando de fabricar un pequeño aparato de sonido para sacar a los seres de este lugar tratare de llevarlos hacia la calle a todos.


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CoquinArtero
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Encerrado en la casa más alta de la ladera me siento poco más que el “Hombre del monte”. Me atrevería a decir que hasta me siento importante. O así sería si no tuviese la pierna escayolada hasta la cadera. El apocalipsis me pilló en silla de ruedas y más solo que un piojo en la cabeza de un calvo.

Lo natural si miramos el hecho de que llevo los últimos quince años viviendo de mi trabajo como periodista, sería haber desarrollado una crónica desde el primer día de todo este absurdo apocalipsis, pero primero me dije que no tenía porqué que hacer nada estando de baja, encerrado y con la cosecha de mandanga lista para ser fumada. Después me di cuenta de que no sería el primero. Todos los periodistas con una cámara en casa tenían un canal, un podcast o algún medio de difusión masiva por internet. Para eso ya llegaba tarde.

No he tenido nada más interesante que hacer que vigilar desde mi atalaya la vida de todos en el barrio. Mi casa es grande. Revestida de ventanales tintados casi tan grandes como las mismas paredes. Estoy a salvo porque son a prueba de todas las agresiones que ha podido sufrir por parte de los poco infectados y saqueadores que se han molestado en subir haya aquí aunque lo mejor de todo, es el telescopio que se ha convertido en mi fiel compañero durante todos estos días. 

Manolo lo he llamao.

Me he convertido en un cotilla. Un espía oculto y sentado tras ventanales oscuros. Déjenme decirles que esto sí se está convirtiendo en una buena historia.

Sin ir más lejos, el vecino del 35, el de la casa blanca y negra, parece que se niega a asimilar la realidad de la situación. No salía muy a menudo antes pero parece que un apocalipsis infeccioso no es estímulo suficiente para hacer variaciones en su día a día. Aún no entiendo cómo no le han vomitado en alguna de sus escapadas al buzón de correos. ¿Acaso no conoce internet? Creo que es profesor y además piensa que nadie se da cuenta de cómo espía a sus vecinos. Pero yo sí lo veo asomar el hocico entre las cortinas. Ay pillo...

Cristina, la de la casa marrón de la mitad de la cuesta, comparte un secreto curioso con algunos de sus vecinos. Estoy seguro de que las puertas de su casa no se han abierto en todo este tiempo. Sin embargo puedo ver las ventanas de varias de sus habitaciones y he llegado a la conclusión de que su casa es el centro de una red de galerías subterráneas que conectan algunas casas del barrio. A estas alturas debo ser el único que no conoce el color de sus sábanas. He buscado por  todos lados y no encuentro acceso a las galerías desde mi casa. Diría que es tranquilizador y me hace sentir a salvo pero… mierda…

Al loco de los gritos no lo conozco. A lo mejor sí y se ha descuidado tanto que ya no lo reconozco. Lo cierto es qeu nunca supe quien vivía en esa casa hasta que no salió dando gritos como un loco borracho.

El que sí me preocupa es ese que salta por las noches el muro entre las terrazas. Mi casa está apartada, en lo más alto. Segura y vigilante. No es así con el resto de las casas del barrio, que son dos calles paralelas en pendiente con poco menos de cien habitantes en total. Por eso me resulta preocupante que haya un desconocido reptando furtivamente entre los tejados de las casas. No he conseguido enfocar su rostro y sus hechuras no me recuerdan tampoco a ninguno de los vecinos que conozca.

¿Tendrá algo que ver con que nadie se mueva ya en la casa del matrimonio joven del 23? Me caían bien y sin embargo ya estoy hablando de ellos en pasado.  No me culpen. Todos sabemos la cantidad de gente que ha muerto, sigue muriendo y levantándose después. Hasta que no llegó una partida especial de operarios del ayuntamiento para retirar los cadáveres, no empecé a ver gente sana rondando por las calles. Son pocos, asustados y llenos de desconfianza pero siguen siendo personas y eso ya es algo.

Creo que voy a pasar el resto de la tarde vigilando la integridad sexual de Cristina. Estoy seguro de que esta vez descubriré donde tiene escondida la entrada secreta a sus aposentos.

Joder. Cómo me pica la pierna!


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CoquinArtero
(@coquinartero)
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No sé qué sentir. Debería saberlo pero a día de hoy empiezo a creer que todas las reacciones emocionales anteriores de mi vida no fueron sino… ¿paripés?  Hoy debería saber cómo sentirme y la manera de expresarlo pero llevo mucho tiempo en esta situación y ahora esto… cuando miro hacia dentro lo veo todo vacío.

Hoy vi como Cristina abría la puerta de su casa y salía con los ojos inyectados en sangre, cubierta de pota de zombi y visiblemente infectada. Debe habérsele colado alguno a través de las galerías. Si espero un poco podré adivinar con qué casas conectaba la suya y de dónde vino la infección.

Al verla en ese estado sentí una emoción similar a la que se tiene ante un documental de leones comiendo cebras. Acabo de darme cuenta y esta simple resolución me causa vértigo. En circunstancias normales habría experimentado cierta congoja pero ahora… debe ser que a través de los ojos de Manolo (mi fiel telescopio), las cosas se vuelven impersonales.

Me sobresaltó quizá más el hecho de ver aparecer nuevamente la figura del tipo que salta entre las azoteas. Estaba observando lo mismo que yo, erguido encima del techo más alto de la casa del loco de los gritos. Se me antoja un justiciero enmascarado de vigila desde lo alto a plena luz del día. Estaba a más de trescientos metros de distancia y pude percibir que sabía que yo le observaba desde mi atalaya. Se me quedó mirando unos segundos y me hizo señas para que orientase a Manolo hacia la casa-cueva del barranco. Allí donde el cabrero solía guardar el ganado. Un enjambre de infectados, tal vez unos veinticinco o treinta, estaban entrando en fila atraídos por ve tú a saber qué estímulo. Cuando quise volver a mirar al salta muros, había desaparecido.

Esta vez, la sensación de movimiento me hizo volver a mirar la casa de Cristina. Le seguían varios infectados más. Entendí que al menos una de las galerías cruza el barranco hasta la casa del cabrero y los zombis pululan bajo tierra.

 Ahora eso es lo de menos.

De la casa de Cristina no salieron uno o dos. Su puerta era un grifo mal cerrado que goteaba infectados sin control, cruzaron la calle tambaleándose por la gravedad de la pendiente, atraídos por el zumbido del generador del aljibe. Empujaron con sus cuerpos descompuestos contra la valla de seguridad haciéndola ceder. Rompieron asimismo la puerta que ya estaba hecha mierda desde hace años y se precipitaron al interior del cuartucho.

Dejé el telescopio de lado durante un rato para estirar la espalda y sopesar de qué manera podría contar todo esto. Dudo que a nadie le importe ya.

A las pocas horas, después de comer y hacerme un café con gusto rancio, quise liarme a fregar la loza con el dispositivo que requiere tener que mover la escayola. Tenía la pierna engomada, como insensible. Pude incluso, a duras penas, ponerme en pie frente al fregadero sin que el típico dolor punzante me volviese a sentar de golpe. Abrí el grifo y en vez de agua salió un caldo apestoso de sangre podrida diluida en el caudal.

El café sabía muy rancio.

Tengo la lengua engomada, me cuesta pensar y sin darme cuenta me he puesto a deambular por la casa arrastrando la pierna mareado.

Ese puto café sabía muy rancio, joder. Ya me decía mi madre que bebiese agua embotellada. ¿Cómo no pude caer en la cuenta de que ese aljibe suministra también a mi casa?


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shadow_rokhan
(@shadow_rokhan)
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5 de julio.

por si faltara mas, ahora en el barrio hay una horda de resucitados, maldita sea, esa mujer cristina se dedico a albergar a gente sin revisar si estaban infectados o no, al principio le fue bien, pero hasta hace 2 días escuche muchos ruidos, golpes y gritos viniendo de su casa, que esta conectada por medio de galerías a otros lugares del barrio, al principio pense que la cantidad de resucitados no seria tan grande pero de su casa no paraban de salir resucitados en oleadas, esto se esta complicando, no tengo muchas oportunidades de escapar quizá por los tejados, podría tener una oportunidad pero ese sujeto que salta entre ellos, aun me genera dudas no parece un resucitado pero tampoco parece estar muy cuerdo, siente que es un justiciero o algo así, no se que utilidad tendría una persona así.

pude perfeccionar mi estrategia para salir, he agarrado un despertador lo he programado a las 14:00 pm, y lo he metido en un lata de aluminio para que haga un sonido estridente para atraer a los muertos hacia afuera de los edificios en dirección a la calle, de esta manera podre escapar, saltando la barda y yendo en sentido contrario al de los muertos vivientes.


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CoquinArtero
(@coquinartero)
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Hace horas que tengo unas náuseas imposibles de quitar. No noto fiebre y es algo que a ratos utilizo como herramienta para tranquilizarme. Lo malo es que sigo sintiendo cómo se me engoma el cuerpo. Casi no noto dolor en la pierna. Esto es así hasta el punto en que tengo miedo de seguir apoyando el pie para andar. creo que voy a empeorarlo todo, que se me va a hinchar y cangrenar la carne de la pierna. La palabra septicemia se me ha pasado varias veces por la mente y aún así, tengo momentos de absurdos lapsos de tiempo en los que pierdo el tino vagabundeando por la casa.

Hace un rato me sorprendí con el pomo de la puerta de la calle en la mano. ¿Acaso pretendía salir?

Aquí vienen otra vez… bluerrrrggggg Perdón. Lo siento. No paro de vomitar y de beber agua. Solo cuando vuelvo a  tener el estómago lleno siento que vuelvo a ser yo. Solo en ese momento es cuando me doy cuenta que no paro de beber el agua del mismo grifo que me infectó. Siento que la mitad del tiempo que ha pasado desde el café he dejado de ser yo y ese otro que deambula y lo vomita todo, está buscando a su manera la forma de salir.

Echo un último vistazo a la calle llena de zombies. Algunos vecinos intentan escapadas a la desesperada. Otros estarán resignándose a no poder salir nunca más de sus casas. Lo que sé a ciencia cierta es que de esta, no me recupero.

¿Cómo será vivir a su manera? No quiero saberlo pero no me queda más remedio.

Buenas noches a todos. Posiblemente ustedes a mí sí, pero la próxima vez que nos veamos, lo más seguro es que no los reconozca.

Me cuesta… mucho… mucho…       pensar….

Bluerrrrgggg¡¡¡


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Peich
(@peich)
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Todo bien dice el cachondo... ¿Y tu puta madre bien, gilipollas? Para una mierda que pillo en la radio tiene que ser este pedazo de subnormal.

Voy a echarme otro copazo.

Joder... La ginebra de verdad se me ha acabado tronco y yo no me trago este jarabe de fresa; tampoco me queda ni una gota de "Ron Comandante, el más elegante"... Voy a tener que tirar de las cervezas del Merca...¡Tjo, tjo! ¡cojona!... Fumarme la manzanilla con anís me ha dado un amarillo muy raro, no lo recomiendo...

Ostia tío... ¡Me cago en los muertos de Ronald McDonald!, con lo que queda solo me da para pillarme un ciego más.

Habiendo llegado este momento, creo que hay que aceptar la realidad y liarse a ostias con los putos zombies, estoy muy resquemorado de todo ya... ¡A tomar por culo! había pensado suicidarme tirándome por la ventana pero, viviendo como vivo en un bajo, tendría que hacerlo varias veces para notar algo... Además, la guía de supervivencia dice que hay que ahorrar energías.

¡Cagüen dió!... tengo una escopeta de perdigones y un cuchillo jamonero, ¡mi muerte va a ser mas épica que el Chuache repartiendo justicia en la época de los naranjitos!, total... desde que vi el documental de Netflix, en el que me enteré que las escenas de pelea de los Power Ranger son cortes de la serie original japonesa... Ya no tengo razones para vivir...

Voy a ver si me cepillo a algún seguidor del Sálvame o de la tortilla sin cebolla.

¡Venid ratitas!, ¡quiero veros las colitas!

Esta publicación ha sido modificada el hace 2 años 3 veces por Peich

¿Qué parte de"Cthulhu R'lyeh Ph'nglui mglw'nafh wgah'nagl fhtagn" no has entendido?


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CoquinArtero
(@coquinartero)
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Es curiosa la forma en que te cambia la vida de repente. Hasta el simple hecho de replanteártelo todo resulta un ejercicio inútil porque ahora mismo lo que toca es adaptarse a la situación y seguir con vida. Eso lo tengo muy claro.

¿Qué a lo mejor debería haber elegido tomar otros caminos? Es muy posible. Ahora ya no se puede hacer gran cosa.

Cuando me encontré a Peluso, un viejo amigo del instituto hecho un guiñapo en medio de la calle, nadie imaginaba  la locura que estaba por venir. De camino a su casa, en vista del alboroto que nos encontramos en las Urgencias del centro de salud, el taxista nos comentaba que las calles estaban más agitadas que de costumbre. También es cierto que comenzaba el fin de semana pero la paliza que le dieron a Peluso parecía ser aleatoria y consiguió escapar por los pelos saltando la tapia de un colegio.  A día de hoy entiendo porqué no saltaron detrás de él y finalmente pudo perderlos… Hasta que me encontré con él.

Tenía que haberlo dejado tirado.

Cuando llegamos a su casa le preparé una infusión que se tomó a regañadientes y al poco se quedó dormido. En ese momento fue cuando relajé un poco las piernas y me estiré por completo en el sofá.

Puede ser que me quedase traspuesto. Un ruido como de gorgoteo me desperezó y me sobresaltó la idea de haber dejado la tetera sobre la vitrocerámica encendida. El corazón me dió un vuelco y me reincorporé como un resorte al tiempo que abría los ojos en busca de la cocina.

Entonces fue cuando vi que Peluso estaba de pie justo frente a mí, mirando al lugar donde hacía unos segundos reposaba mi cabeza aletargada. Empezó a vomitar justo cuando yo ya me había apartado del flujo de la pota. La imagen de su frente llena de venas hinchadas, enmarcando un rictus de ceño fruncido por el esfuerzo y sus ojos muy abiertos buscándome por el sofá, se me quedó grabada como si el tiempo nos hubiese congelado durante horas cruzando las miradas.

Me puse de pié de un salto mientras Peluso redirigía el chorro  menguante hacia mi nueva ubicación. Esquivé un torpe y sorpresivo zarpazo de su mano derecha, inclinándome sobre mi cadera hacia abajo y a mi izquierda. Falló. Al volver a mi posición le embestí con el codo en la sien con tanto brío que al caer inconsciente sobre el sofá, la cabeza resbaló hacia la esquina parándose en seco y su cuerpo siguió en otra dirección por la inercia.

Creí que el chasquido de su pescuezo despertaría a los vecinos. Así que permanecí mirando el cadáver de mi viejo amigo durante al menos una hora. En silencio. Expectante.

—Puta mala suerte ¿Cómo es posible que me pase lo mismo otra vez?—recuerdo que dije en voz alta.

Nadie podría culparme de intentar aprovecharme de la situación. Él estaba ahí, muerto y callado. Un poco de vómito verdirrojo y pestilente, si, pero aparte de eso no le iba a molestar que me quedase un par de días en su casa hasta encontrar el mejor momento para salir con discreción.

A los dos días, cuando empezó a apestar, intenté envolverlo lo mejor que pude con bolsas, mantas y una alfombra para después encerrarlo en una habitación. Por suerte es una de esas casas de campo que tienen un estudio con baño preparado en la azotea.

La de cosas que descubre uno de la gente cuando la conoces a través de sus tejados...


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Peich
(@peich)
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¡Me cago en la puta de oros que pinta en bastos!, ¿Qué cojones ha pasado aquí? ¡Pero si sigo vivo!.

¡Joder!, ¡No se me da bien ni morirme!... Sí al final tendría razón y todo la sita Estrella del cole con que no hago nada a derechas, ¡Ahí te pudras momia!. 

Uf... voy a ver dónde leches estoy. Lo último que recuerdo es que estaba matando zombis a diestro y siniestro, la verdad que me lo estaba pasando de puta madre, parecía un videojuego. 

¡Ah, joder!, Que asco colega… uno de estos desgraciados me vomitó en la cara y me dejó ciego, claro… seguí dando cuchillazos jamoneros a mansalva y… me debí pegar un ostión en la almendra, ahora entiendo por qué tengo un chichón y el boquete en el muro. Tío, apesto a vómito de zombis aunque... por lo demás me encuentro de fábula... que raro.

¿Pero qué hace ese loco?, ¡Que te vas a matar niño!, ¡Bájate del tejado!. Cuanto daño ha hecho el parkour de verdad.

Voy a ver si veo algún bar abierto, necesito una copita... 

Esta publicación ha sido modificada el hace 2 años 3 veces por Peich

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Alegorn and Alegorn reacted
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CoquinArtero
(@coquinartero)
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Disculpen si notan algún salto temporal poco lógico. No tengo mucha experiencia en esto de montar y publicar videos por internet. De hecho, aún no sé donde colgarlo aunque creo que la mejor candidata es la misma plataforma donde publica el vecino de la escayola.

Me da la impresión de que Peluso no tenía buena relación con el vecindario. También puede ser por toda esta historia que se ha desatado. En el portátil del colega voy actualizando mi visión del exterior pero como ya no funcionan las cadenas, lo único que tenemos son las publicaciones de gente asustada como yo. Todos desde un prisma bastante subjetivo.

¿Por qué no iba  a animarme yo también? Claro que no muestro mi cara por razones personales. Digamos que al menos les entretengo un poco con mi particular experiencia acerca de todo esto.  A los pocos días de llegar a la casa de mi amigo (al parecer el pobre estaba herido de muerte, murió al poco de llegar y me quedé), ya me había instalado en el pequeño estudio que se había montado en la azotea. Descubrí desde mi perspectiva, que Peluso se encontraba en un lugar privilegiado. Desde esa ventana se tienen las mejores vistas de todo el barrio. Es cierto que en el otro extremo de la calle, la mansión del periodista, en lo más alto del barrio parece que es un punto privilegiado para la observación pero yo aún lo tengo mejor. Esos enormes ventanales con efecto de falso espejo le han servido para observarnos a todos y publicar una crónica que sigo con interés. Sin embargo, la casa de Peluso es la más alta del barrio con diferencia. Desde aquí, según sospecho, es desde donde se pueden ver esos pequeños huecos existentes entre las azoteas, que te permiten usar parte de los tejados como una suerte de espacio personal oculto.

Hoy me he animado a saltar el muro entre esta casa y el resto de las azoteas en busca de alguien vivo o casas vacías. Algunas casas están impracticables, otras vacías y en otras he notado que se esconden como ratas asustadas. No entiendo porqué. No Voy por ahí molestando a nadie. Robo solo en las casas sin gente y no ensucio gran cosa en mis paseos. A estas alturas, creo que conozco mejor el camino entre las azoteas de este barrio mejor que los propios vecinos. He convertido este espacio en mi propio barrio particular y me gusta. Casi me siento tentado a desear que esta situación dure para siempre.

También me he fijado en que todo apunta a que cada vez más, todos esos bichos empiezan a ganarle la partida al vecindario y hasta el periodista cojo de lo alto de la ladera ha terminado infectado como un perro en un lodazal. ¿Quién iba a decir que esos bichos serían capaces de colarse en las galerías subterráneas del barrio?

Se metieron a través de la cueva donde el cabrero guarda el ganado al otro lado del barranco. Podríamos decir que me encuentro en la mejor posición con respecto al problema. Que yo sepa. Aún no hay manera de que suban hasta aquí arriba.

Es una desgracia que en el proceso de invasión, la mala suerte ha querido que los infectados alcanzasen el aljibe que alimenta de agua la mayor parte de las casas. He tenido la precaución de cerrar las llaves de acceso a los bidones que estén en los techos. Al menos hasta saber cuáles son las viviendas afectadas por este reciente flujo de aguas turbias.

No sé quién puede seguir con vida en el resto de las casas. Solo sé que ahora que conozco el peligro que corren mis vecinos tengo la responsabilidad de evitar que se infecten sin querer. En última instancia casi es mejor que mueran de sed a que se conviertan en un nuevo peligro para todos… y para mí.

¿Saben qué? Empiezo a sentirme cómodo con toda esta situación. Resulta romántico el atardecer sazonado con el gruñido de los infectados y un cielo rojo sangre de fondo.


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Peich
(@peich)
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Me he tirado el día dando vueltas, más perdido que un daltónico haciendo el cubo de Rubik… y para un grupo de gente que encuentro y no quieren vomitarme encima, me han perseguido llamándome infectado y no sé qué más movidas… ¡pero si yo estoy de puta madre!, es más, creo que estoy mejor que nunca. Conseguí darles esquinazo porque no tuvieron narices a meterse en las calles con lanzapotas.

Por desgracia, no he encontrado un bar... pero bueno, me he metido en un supermercado que todavía no ha sido saqueado y tengo bastante suministro de whiskyto para unos días. He debido encargarme de algunos zombis que merodeaban por aquí dentro, nada que no pudiera solucionar con el desodorante de las noches de travesura y un mechero.

Jo tío, echo de menos que me piquen el mechero. Mis colegas... ¿dónde están?, ahora mismo habríamos quedado en el barrio con unos litros y cien duros de hachís.

Mientras me comía una pizza de las de pasar la resaca, me he llevado un susto de cojones. De repente tenía un gato a mi lado, pidiéndome comida claro. Mira que no me gustan estos cabrones, siempre han tenido más éxito que yo con las mujeres y no lo entiendo; yo también ronroneo si me rascas la orejita y lo flipo con ciertas hierbas… que vida tan injusta joder.

El caso es que me estoy encariñando con el mamoncete, se agradece la compañía y… a malas, me serviría de cena. Creo que lo llamaré, “Comida de Emergencia Primero”.

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Anónimo 19
 Anónimo 19
(@Anónimo 19)
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@peich 😂🖤🐾


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CoquinArtero
(@coquinartero)
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La puerta de la casa ha cedido. Creo que puede deberse a la invasión de infectados a través de las galerías. Esas cosas empujan con sus cuerpos gomosos contra puertas y ventanas si en ese loco discurrir suyo deducen que al otro lado existe algo a lo que infectar.  Como era de esperar entraron en mi casa (antes: ca´ Peluso), haciendo un buen escándalo cuando tumbaron la puerta. Tan sólo con oírlo me apresuré a bloquear el acceso a la azotea con todo lo que pude.

Desde entonces he dedicado mis días a asegurar el resto de estancias por las que me muevo entre terrazas. Con esto, lo más posible es que termine confinando a algunos vecinos que nunca he tenido el placer de conocer, en una trampa mortal sin salida. Espero que tengan puertas fuertes en sus casas. No crean que no lo he pensado. ¿Acaso no consiste en eso la evolución?

Todo comenzó con la debilidad de querer ayudar a un viejo “conocido” y está visto que aquí sólo los fuertes sobreviven… como en la película esa de patadas brasileñas. Nunca me he considerado especialmente fuerte aunque siempre se me dio bien eso de salir vivo de situaciones peligrosas.  Tengo más calle que los guijarros del camino. Al menos tengo la experiencia de la vida suficiente como para poder afirmar que antes de dejarme matar, prefiero que mueras tú.  Sí, tú que me estás viendo al otro lado de la red y lo digo así de seguro porque sé que en el momento de la verdad, harías lo mismo.

A ver, al menos me dio tiempo de avisar al periodista de la escayola. De haberse fijado a tiempo en el aljibe, es posible que hoy siguiese con vida. Joder, no soy yo el monstruo.

Cómo me gustaría poder culpar al gobierno de todo esto.

Déjenme hacerles un pequeño recorrido por mi nueva casa: Como pueden ver, hay varios cuartos aislados repartidos entre los tejados. Yo prefiero verlo como una especie de mansión con más terrazas que habitaciones. Tengo la suerte de que sus moradores hayan tenido a bien almacenar alimento y bebida suficiente para bastante tiempo. Algunos de esos cuartos, como el de Peluso, son auténticos apartamentitos en miniatura y como pueden ver, solo he habitado aquellos donde sus legítimos dueños no dan señales de vida.

Con el generador de la azotea del vecino de la casa que da a la esquina  y los paneles solares del vecino del callejón, he podido cargar baterías con las que alimentar ciertos electrodomésticos como: algunas neveras pequeñas de camping, ordenador, router, parrilla para asar papas (¿Quién carajo almacena tantas papas?) y algunas luces de jardín para poder merodear de noche.

Ahora que lo pienso, me pareció oír decir al periodista que guardaba algo de yerba en su casa. Es una mala noticia de la que no tenía que haberme enterado porque ahora mismo, llevo como cuatro horas ideando planes dentro de otros planes para poder llegar hasta allí y comprobar si es cierto. Serían buenos planes si en vez de ser yo, fuese una suerte de Jhon Wick porque sea como sea, debería poner los pies en el suelo y meterme en un búker de cristal a prueba de saqueadores armados.

El plan B es aumentar territorio y ocupar también la azotea del vecino del 35. Sé que aún está en la casa porque el otro día lo oí gritar como un loco. Por eso aún no me he hecho dueño de su cuartito de aperos y el fruto de sus árboles enanos de naranjitas de esas que se comen con cáscara. Sospecho que debe tener mandanga de la buena pero no quiero apropiarme de nada que aún tenga dueño. Él no lo sabe pero llevo todo este tiempo regando discretamente todos los jardines y tiene las naranjitas en su punto para cosechar.

Mírame… codiciando las naranjas hinchadas y maduras del vecino.

Le daré veinticuatro horas. Ni una más…

¿Qué es eso?


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Peich
(@peich)
Estimable Member
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Pues nada... aquí de buen rollo, tumbado con una yonkilata en medio del parque mientras disfruto del apocalipsis. Se está de lujo inmerso en los placeres de la pobreza.
 
Tengo bastante a raya a los lanzapotas y los vecinos entrometidos no curiosean por esta zona... los pasillos de jardinería y bricolaje del supermercado me han dado cositas que valen oro, mientras tenga florecillas para plantar y gasolina para la motosierra, seguiremos teniendo diversión para toda la familia.
 
Sigo sin entender como no me he convertido en zombi. Resulta que cuando decido hacer algo parecido a trabajar y morirme como un puto héroe de acción ochentero, soy el único gilipollas que es inmune al "Virus de las Potas"... bueno, igual tiene sus ventajas.
 
 
Jo tío, que tranquilidad... ¡Demasiada!. "Comida de Emergencia Primero" está engordando como un rey emérito... que bien vive el cabrón, voy a tener que ponerlo a dieta porque se está pasando el juego.
 
Debemos racionar el consumo de perritos calientes pero... cualquiera se resiste a las salchichas "Raphael Escalón", encontramos una Food Caravan sin tocar, ¡con parrilla y todo!, así nos estamos poniendo. Venga gatete, te voy a cantar una canción para concienciarte sobre bajar peso:
 
Dentro del pecho hay algo que hace BomBom.
Bom Bom Bom Bom,
si se te para ya puedes decir adiós...
 
¡Comida de Emergencia Primero!, ¿Dónde vas gato del demonio?, ¡No canto tan mal!, ¡Vuelve!. 
 
Uy... ¿apagué el gas de la parrilla?
 
Esta publicación ha sido modificada el hace 2 años 4 veces por Peich

¿Qué parte de"Cthulhu R'lyeh Ph'nglui mglw'nafh wgah'nagl fhtagn" no has entendido?


Alegorn and Alegorn reacted
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