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Historias de Bay City

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Omarelmanco
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La caída.

Bay City, 22:30 almacén 21-b en los muelles :

Pox está amordazado e inmovilizado por Stallion, su eterno enemigo.

-¡Vamos Hank!, no me mires así, o acaso ¿Qué esperabas? , ¡Ohhh que sorpresa! . ¿Cómo puede ser que Scallion conozca mi identidad secreta? ! -Te preguntarás-

Pox mueve la cabeza con angustia.

-No lo digas, lo averigüé después de nuestro segundo encuentro en el atraco a la joyería de la calle Strood, el guarda y el dependiente murieron, fue un poco chapucero, la verdad, pero terminó con el villano en la cárcel, como ha de ser ¿No? También descubrí los nombres de tus hijos, Jason y Todd, y el de tu mujer Anna , pero tranquilo,  ellos no pagarán que tu seas gilipollas.

Pox no puede moverse, pero gruñe de desesperación

-¡Vaya, calculo que la droga que te he inoculado ya tiene que haber hecho efecto! Por 2 millones en el mercado negro, eso espero, vamos a veeer.

Pox ruge de dolor cada vez que Scallion le arranca un dedo,  pero es casi inaudible porque la droga ha paralizado también sus cuerdas vocales.

-Si, efectivamente ha hecho efecto, aquí tienes tus dedos de la mano derecha. Como te iba diciendo, esta droga, aparte de paralizarte por completo, amplifica el dolor más o menos un 30%, hubiera pedido más, pero si el concentrado hubiera sido superior, morirías de dolor, cosa a la que no me opongo, pero quiero que sufras, así que tras un par de años, el amable Chemical Fusion perfeccionó la fórmula, te mantendrá vivo, y amplificará el dolor más allá de lo que un humano normal podría soportar, pero por suerte, tu no eres un humano normal.

Otro gruñido de dolor inunda todo el almacén.

-Tranquilo Hank, eso sólo han sido tus pelotas, también he destrozado a tu “amiguito”, son daños colaterales, pero es que no soy cirujano. Seguramente te preguntarás por qué hago todo esto, y la respuesta es fácil, le has tocado los huevos a la gente equivocada, verás, en nuestra profesión, con los años,  se suelen acumular enemigos a los que les gustaría romperte la cara.-Otro dolor inconmensurable recorre el cuerpo de Pox.- Eso que has notado y oído, ha sido el crujir de tu cadera cuando he retorcido la pierna hasta girarla 180º.

Scallion realiza varios torniquetes en el mutilado cuerpo de Pox.

-Por donde iba, ¡Ah, si!, por tocarle los huevos a la gente equivocada, Chemical Fusion se sintió muy entusiasmado cuando le conté mi plan, resulta que en nuestro último encuentro, en ese autobús, aparte de él, iba también su marido, Rodney, un tío fantástico, hacía unas barbacoas increíbles, por cierto, si oyes ahora mucho ruido, es que voy a quemarte la otra pierna hasta el hueso, llegará un punto en que cuando queme los nervios, dejarás de sentir dolor, pero hasta llegar a ese punto, lo que sentirás, será indescriptible.

Pox, se desmaya un par de veces, pero Scallion lo mantiene despierto a base de drogas.

-Mira esa pantalla, espera que te inclino la cabeza, ese recipiente de ahí, tiene tu pierna, al final, se acabó desprendiendo después de retorcerla, el recipiente de al lado tus brazos, el pequeño de al lado tus dedos, tus manos, tus párpados y tus orejas, tu lengua, la arrancaré en un rato. Espero que a estas alturas, sepas por qué hago esto.

Scallion saca su billetera, extrae unas fotos que coloca enfrente de la cara de Pox.

-¿Ves esta mujer?, ¡Dime hijo de puta!, ¿¡PUEDES VERLA BIEN!? Se llamaba Myriam, y tú la mataste, esa noche me acababa de contar que estaba embarazada y tu puta bomba de mierda arrasó el edificio donde vivíamos, sólo yo pude sobrevivir gracias a mi invulnerabilidad. Te he detenido 143 veces, has cumplido penas irrisorias y encima tus abogados, mejor dicho exabogados te libraron de las 372 muertes de mi edificio, porque yo era una de las víctimas y el que te detuvo, esos malnacidos argumentaron que las pruebas podían estar comprometidas. ¿Oyes eso?, es la policía, yo les llamé, pagaré por secuestro, agresión, mutilación y cualquier cosa que quieran inventar, pero ¿te has preguntado que pensará la opinión pública?, ya lo veo en los titulares “Héroe de Bay City se toma la justicia por su mano”, “Scallion enloquece y acaba con su archienemigo Pox”, con unos buenos abogados, quizá hasta me libre.

Scallion levanta los brazos a la llegada de las autoridades, la mayoría de ellos, vomitan al ver a Pox en la camilla.

"Y esto, amigos, es lo que pasa cuando cabreas a la gente equivocada"


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Omarelmanco
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BAY CITY.

¿Qué es Bay City? Os estaréis preguntando, la respuesta a eso es bien sencilla, es una gran ciudad cualquiera de los Estados Unidos, de un mundo en el que existen los superhéroes y los supervillanos, un mundo,  en el que nada ha sucedido como dicen los libros de historia, porque estas “personas” han cambiado lo que conocemos o creemos conocer.

¿Y si Lovecraft tuviera el poder de viajar entre dimensiones?, ¿Y si en una de ellas conociera al gran Cthulhu y sus seguidores? ¿Qué tal si Nikola Tesla creara un traje como el de Iron Man?

Con esta idea en mente, es posible crear cualquier historia en cualquier marco temporal, sobre una ciudad cualquiera con sus no tan normales ciudadanos.


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CoquinArtero
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Me metí en la bañera con el cuerpo tan caliente que en contraste con el agua sentí que la piel se despegaba de mí, igual que un pato pelado en aceite caliente. Las baldosas del suelo no tardaron en pintarse de rojo y negro cuando la cerámica rebosó. Por primera vez en cinco días puedo bajar la guardia, relajarme y respirar hondo.

     No suelo reconocerlo, pero me ha sido muy duro esta vez. Me hago viejo y existen ciertas puertas que cuando las cruzas…
Algo ha vuelto a cambiar para siempre en este cuerpo lleno de remiendos. Otro callo más, cicatrices nuevas... A fin de cuentas, todo cambia cuando decides agarrarte los machos y tirar la mesa al suelo, con todas las fichas calientes bailando un can can frente a tí.

     Reconozco ese dolor entre los nudillos. Me hincha la mano desde dentro, el entumecimiento de tres cuartas partes de la cara y el rojo fuego de los roces que tengo repartidos por todo el cuerpo, nunca me fueron ajenos.
Algunas partes ya no volverán a moverse como antes… un duro precio para una ingrata recompensa. Esa que solo te puede dar la venganza.

     Cuando me mudé a esta mierda de lugar, presentía desde la distancia que estaba cargado de problemas. Jodidamente barato, pero con un importante marrón en cada esquina.

     No culpo a nadie por encima de nadie. Todos son culpables por mirar a otro lado mientras otros roban, extorsionan, violan y reciben o dan venganza al cobijo de la sombra de una hoguera.

     Pensé equivocado que dedicándome a lo mío, ignorando la mierda, nunca me llegaría el olor. No tenían por donde cogerme. Lo estaba haciendo bien. Nadie tendría motivos para ambicionar lo mio si veían que no tenía nada. Por eso me esmeré en crear la fachada. Que fuese evidente.

     Hijos de puta, tuvieron que esperar a verme feliz un solo día. Aprovecharon un único gesto de felicidad para robármela y extorsionarme a cambio de… ¡Su vida no vale dinero! Su vida no vale nada porque nada podría jamás pagar lo que valía en realidad.

     Echaba de menos este presentimiento. Es posible que nunca más vuelva a salir de esta bañera. Ni siquiera estoy seguro de que matar a toda la banda del callejón mientras los vecinos miraban por los visillos, me haya dado el gusto que me merezco después de ver cómo han dejado a mi nena

     "¿Qué pasa, abuelo?", mis cojones. No. No vengo con la puta pasta pero cobrar, has cobrado como te mereces. Creo que de toda esa panda de cabrones, algunos habrán cobrado sin currar, pero estabar donde no debes tiene un precio.
El agua empieza a espesarse más de lo que solía hacerlo en su día. No coagulo igual que hace años, no me alimento bien, falta de sueño. Hay que encontrar las heridas y taponarlas. Una semana, quizá dos y otra vez volveré a estar en forma. Es posible que mejor que antes. Necesitaba ponerme otra vez a entrenar.

     ¡No tenían que haberla matado, joder¡ Hasta ahora lo había hecho por dinero. Maté por posición, por ego, por estar borracho. Ahora, lo necesito. ¡Oh, sí¡ ¡Cómo lo necesito¡

     Cada vez que me asalta el recuerdo de su sonrisa, el olor de su pelo, de su ropa, la cascada de piedritas de colores que fue su carcajada, todas y cada una de las veces, necesito más y más venganza. Una vendetta placentera y dolorosa, sanguinolenta, escarbando cada vez más y más profundo en el pozo hasta encontrar la raíz de los males de esta inmunda alcantarilla que es Bay City.

     Salgo chorreando y con heridas aún abiertas. Nada de verdadera relevancia. No puedo esperar a coserme los pellejos para volver a salir, pero ya sabemos cómo funciona esto: Dos semanas.
Tan solo dos semanas para curarme y volver a ponerme fuerte. Rescataré mis armas, me ceñiré el uniforme y saldré a segar el mal como mejor sé, como aprendí entre arena y jungla. Convertiré las calles en trampas mortales y a ese sucio montón de alimañas en presas con las que saciar mi hambre.

     Sí… Bay city es un sitio barato y anónimo donde vivir. La ciudad ideal para pasar desapercibido mientras haces tus cosas, donde desaparecer sin dejar rastro.

     Acabamos de conocernos Bay City. Tus cenizas me recordarán incluso después de haberse esparcido en el vendaval de las eras, la plétora de bestias sin almas que dicen ser tus hijos, esparcirán sus tripas en mi honor.

     Encantado de conocerte, Bay city. Te estrecho la mano en el cuello.

     Mi nombre es Boogie: Boogie, el aceitoso.

Esta publicación ha sido modificada el hace 1 año por CoquinArtero

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Omarelmanco
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El Alcalde:

Bay City, 22 de marzo de 1929

Son las cuatro de la mañana, según un soplo, mañana, el alcalde Capone será asesinado por un francotirador. Recorro a supervelocidad todas las azoteas de los edificios buscando si el supuesto tirador, ha dejado algo preparado en alguna de ellas para el día siguiente. No encuentro nada, y estoy reventado después del turno en el taller, menos mal que Joe no abre mañana, así podré descansar todo el día. Me cambio de ropa en un callejón vacío en lo que dura un pestañeo, y dirijo mis paso tranquilamente al “Café de Beth”, que abrirá en unos minutos, y por nada del mundo me perdería su delicioso bizcocho de naranja.

Abro la puerta y el suave tintineo de la campanilla anuncia mi presencia.

-Cariñoooo, buenos días ¿Qué hace todo un hombretón como tú levantado a estas horas? -La inconfundible voz de Beth, resuena en el por ahora vacío local,-. Creí que Joe cerraba mañana, ¿No me digas que ha vuelto a hacerte trabajar en festivo?

-Buenos días Beth, no ha sido Joe, es mi maldito insomnio, que hoy me ha dado el follón. ¿Eso que huelo es bizcocho de naranja?

-Por supuesto cariño, recién horneado.

Mientras disfruto del desayuno, no puedo dejar de pensar en cómo Al Capone pasó de gánster en Chicago a alcalde de una ciudad, debería estar en Alcatraz y no en la calle, lo único bueno es que trajo consigo el alcohol, así que por lo menos, me podría tomar alguna cerveza de vez en cuando.

-Sam, cariño, parece que has visto un muerto ¿Estás bien?

-Si Betty, es sólo es este insomnio,-digo mientras me levanto para pagar e irme mientras los primeros trabajadores van entrando al café saludando a Beth, que con los años, se ha convertido en toda una institución.

-¿Insomnio?, si yo tuviera 20 años menos, te lo quitaba todo de golpe -dice guiñándome un ojo y dándome un sonoro beso que deja su carmín marcado en mi cara.

Marcho del café pensando en que en unas horas me esperará un día muy duro.

22 de marzo, 11 de la mañana, piso de Sam.

Me despierta el sonido del “fonovídeo” un cacharro del tamaño de una pitillera que emite imagen y sonido de manera bidireccional, ventajas de tener amigos en el Area51

-No necesito una nueva enciclopedia.- respondo.

-Speedwagon, no me jodas -Golden Gunner se ríe al otro lado del aparato.

-Casi no he dormido, Susan, así que más te vale que sea importante.-le increpo.

-No hemos sacado nada en claro del posible atentado a Capone son todo rumores inconexos, es probable que sea alguien de Nueva York de todas maneras, en una hora estaré por allí, por cierto, dile a tu ligue que el pintalabios color Glastonberry está pasado de moda.

-No es un ligue, ha sido Betty.-digo mientras me limpio el carmín con el pulgar.

-¿Betty? Madre mía, tienes que llevarme esta noche allí a cenar, hace años que no pruebo su Sándwich Reuben.

-Tienes mi palabra, bueno, voy a ver si desayuno algo y me doy una ducha, estaré en la azotea del bloque de oficinas de la 3ª con la Avenida Mick Rory. Y Susan, no te lo tomes a mal, pero si los sicarios de Capone te pillan te harán pasar un mal rato, sobre todo desde que aquel cargamento de alcohol procedente de Chicago ardió “misteriosamente”.

-Tranquila mamá, te prometo que seré una chica buena.

Susan cuelga, dejándome con mis pensamientos ¿Quién tendría los redaños de atacar a Capone en su propia ciudad? Se me ocurren unos cuantos nombres que le odian lo suficiente, y una media docena de villanos capaces de disparar a más de kilómetro y medio y hacerle la raya del pelo si fuera necesario sin contar a medio Chicago, los federales y tres o cuatro mercenarios capaces de llegar hasta el mismísimo Capone en pleno discurso, apuñalarle doce veces, y salir tranquilamente si que nadie se diera cuenta. ¡Por Dios! Es que no le bastaba con cabrear a toda la mafia de Chicago.

22 de marzo, 12:30 de la mañana, azotea del edificio Blackpoole.

-Llegas tarde Susan.

-Una dama nunca llega tarde, Samuel West. Ni pronto. Llega exactamente cuándo se lo propone. ¿Qué tenemos?

-Poca cosa, el alcalde está a punto de llegar y soltar un aburridísimo discurso para ser reelegido. ¿Y tú? ¿Has visto algo raro de camino hacia aquí?

-He hecho una inspección de todo el perímetro de seguridad en un radio de un kilómetro, y está todo tranquilo, hay un par de edificios que me preocupan, pero habían tiradores de los federales apostados en ellos.

-¿Qué edificios?, los federales únicamente iban a cubrir el edificio donde está el Café de Beth, o eso me dijeron.

- Uno era el cine de la 5ª con Snart, un tirador experto podría hacer blanco, está a unos cuatrocientos metros y tiene línea de visión casi totalmente despejada, el otro es un edificio en construcción en la calle Palmer, está algo más lejos, pero la altura compensa tanto la distancia como cualquier interrupción en la línea de visión.

- Quédate aquí, vigila al alcalde, yo iré a echar un vistazo, y por lo que más quieras, que no te pillen.

Salgo corriendo a la azotea del cine, me lleva apenas 2 segundos, allí compruebo que efectivamente el agente del FBI no es un impostor, cojo su billetera del bolsillo, compruebo que el arma es reglamentaria, y me desvío hacia la calle Palmer, cuando estoy llegando, escucho el inconfundible “petardazo” de un silenciador ¡mierda, tengo un segundo y medio! Acelero tan rápido que todo se detiene a mi alrededor, llego justo en el momento en que a la bala le queda un palmo por recorrer y volarle la tapa de los sesos a Capone. ¿Y si dejo que este cabronazo muera? Nadie lloraría su pérdida, aparte de que le haría un favor al mundo, además de que no habría ni tan siquiera una prueba que señalase hacia mí, la idea, desde luego es muy seductora. Desecho ese pensamiento de mi cabeza, no soy ni juez ni jurado, y mucho menos el verdugo, cojo la bala que luego entregaré a las autoridades.

 22 de marzo, 20:30 de la tarde, Café de Beth.

-Sam, cariño llevas dos hamburguesas completas, vas a explotar.

-Tranquila Betty, sólo es que he empezado a hacer deporte y me ha dado mucha hambre. -Susan me mira sonriente apurando su sándwich.

-Beth, me tienes que dar la receta de éste sándwich, lo comería a todas horas.

-Susan, ese es un secreto que me llevaré a la tumba,- dice Beth desde el otra lado de la barra.

Terminamos de cenar y al pagar, Beth me mira con sonrisa pícara.

-Por lo que veo, esta no sufrirás por el insomnio.

 

 

Nota: Aquí la receta del sándwich favorito de Susan

https://www.goyaspain.com/es/receta/receta-de-reuben-sandwich/

 


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CoquinArtero
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Me recreo en la imagen como quien se deleita ante la elaboración industrial de una fábrica. Algo hipnótico, absorbente, algo que me congela durante un instante que se me antoja una vida entera.

Me resbalan los dedos.

Mi obligación como persona era la de parar cuando lo tenía en el suelo, pero quiso atracarme en soledad, no había nadie y hasta ese momento, tampoco fui consciente de lo mucho que necesitaba seguir golpeando. Acercarme a esa difusa línea que separa a un hombre de una mierda sin corazón.

Esa deliciosamente excitante línea fronteriza…

Se intentaba levantar una y otra vez. En cada ocasión le pateé la cabeza con más fuerza, con mayor precisión. La última embestida fue la que envió su cráneo contra la esquina de una valla. Se dividió en dos partes bajo la piel de su cara y los huesos le obligaron a tomar expresiones infrahumanas.

Ese podría ser el punto de no retorno. No tengo ni idea. No podía dejarlo así. Se notaba que intentaba quejarse pero no encontraba la forma rebuscando en su cerebro estropeado.

La última fue una puntada en la sien que hizo aflorar el casco y los sesos por una brecha en la frente. A la altura de las cejas.

Esa imagen… esa mirada distorsionada en deformaciones que privan al rostro de humanidad, trozos de grumos venosos y grises que luchan por salir entre las grietas, ese cuerpo retorcido y rígido como un muñeco en una esquina, su sangre, mi sangre, sus ojos…

Me cuesta un poco sacar el ojo del sitio. Resbala y me contraría no tener al alcance una mísera cuchara. Arrancar el primero ha sido una experiencia única. El segundo, un placer inmediato parecido al de masturbarse en la cocina.

Es de noche y sigue sin aparecer nadie por aquí. ¿Qué tal sentará arrancarle la lengua? ¿Me dará tiempo a un diente? Aún queda un rato para que salga el sol y no creo que pueda parar, pero debería hacerlo ahora mismo si mañana quiero seguir disfrutando de este nuevo placer. Ahora que las sombras aún conspiran a mi favor.

Por fin he encontrado un motivo para seguir viviendo en este inmundo agujero con los cimientos llenos de bolsas de basura, repletas de cadáveres en descomposición.

Esta es la noche en la que ciertas palabras cambian su significado para siempre: la esperanza será una mentira, la seguridad, una ilusión y el peligro una constante, mientras la alcantarilla me acoja en su seno y me oculte de la piara de falsos dioses justicieros a los que llaman héroes.

Esta noche he descubierto un placer por el que merece la pena morir una y mil veces. Seré la excusa que los encapuchados necesitan para seguir disfrazándose y nunca, nuca me podrán encontrar.

Tiene gracia: eligieron el marlín como símbolo de Bay city cuando en realidad, pronto todos sabrán que me pertenece  a mí, a La Alimaña Nocturna.


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Makishima
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Clima, maestro de las tormentas:

Puto cambio climático… yo era un tipo con caché, Clima, maestro de las tormentas me llamaban, cazaba delincuentes, arreglaba entuertos de los gordos, como contener el agua de una presa ante una brecha o redireccionar un tifón, ahora me paso el día viajando de una parte a otra del mundo, impidiendo que el desierto gane terreno a las ciudades, que no desaparezcan ciertos vegetales,  que el mar no se trague las playas o que no se derritan los polos, pero lo de esta letrina de ciudad es lo más deplorable que he hecho en mi puto vida. Al menos pagan bien.

Y digo letrina no sólo por lo mugriento de la urbe, sino porque literalmente soy el encargado de que vuelva a fluir el agua del alcantarillado, al principio creía que me tomaban el pelo, ¿en serio no hay ningún pocero capaz de hacer que el canal se abra paso? Imaginé que habría tal cantidad de farlopa disuelta que hubiera adquirido tacto semi sólido, o que la leyenda urbana de los ricos que se cansan de sus crías de cocodrilo fuera cierta y no hubiera cojones a bajar aquí, pero no, amigos, pese a no ir muy desencaminado, el verdadero problema aquí son los cadáveres, el espesor de la sangre junto con los restos de merca y demás basura como compresas o papel higiénico han creado una suerte de lodo que no hay manera de franquear, si a esto le sumas los mentados cocodrilos, los galápagos carnívoros gigantes y las ratas como perros, el ecosistema formado en esta pocilga parece sacado de una pesadilla.

Algunos de esos tipos los tiran con un bloque de cemento, joder, tiradlo al río, aquí no hay profundidad y lo único que consiguen es seguir cargándose la red de alcantarillado, para eso ahógalo en un parque, no van a parar hasta que sus putos váteres rezumen mierda, ese será el día del apocalipsis, los sanitarios escupirán bestias salvajes para deshacerse del pecado de esta escoria de ciudad.

Diré que el primero al que lanzaron vivo le salvé, pero reconozco que no he vuelto a hacerlo por dos motivos, primero, según subió la escalerilla oí un “¡pero qué demonios!” y volvió a caer pero con un tiro en la sien y segundo y más importante, me llené de mierda y tuve que prender fuego al mono de trabajo

Si no fuera por los ratos que echo salpicando de mierda al pobre diablo encapuchado que se esconde en el sector 4b, ya habría dejado este empleo, a veces habla en tercera persona y se hace llamar la alimaña nocturna, el nombre le va al pelo, aunque yo le llamo la rata hedionda, el último día creo que se percató de mi presencia, parece peligroso, quizás deba tomarle en serio y andarme con cuidado…


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CoquinArtero
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¿Qué qué hago? Hago lo que sé, lo que se me da bien ¿Qué voy a hacer, Lucho? Hago lo mío joder.

Lo que no me va a creer nadie cuando lo cuente, es lo que estás haciendo tú.  ¿Cómo supones que reaccionarán tus niños cuando se enteren de que el gran Lucho Sanctexpósito me suplicó por su vida antes de morir? Sabías desde hace tiempo que este día iba a llegar ¿Cómo se te ocurre no estar preparado?

¡Levanta la puta cabeza, joder!

Mira, llevas más de cinco años en la cresta de la ola. Y eso está bien, pero no puede durar mucho tiempo. Esto no es un tugurio en medio de la selva. Esto es Bay City, Lucho. Aquí levantas una piedra y encuentras a quince niños muertos de hambre, deseando ocupar tu sitio para comerse las putas que quiera… Tus putas, Lucho.

Si, lo sé. Pero el cliente paga más que tú y mi palabra es una sola. ¡Ya te dije que no te fiaras de mí¡ Yo no tengo jefe, Lucho…

Lucho, Lucho, Lucho. ¿No vas a recordarme otra vez que no te gusta que te llamen por tu nombre… Luciano? Si eso es lo que quieres, te diré quién me contrató. Dudo mucho que su intención sea la de comerse tus papas. Es una cuestión de venganza. Me comentaba borracho perdido que ni siquiera te tuviste que presentar al juicio por la muerte de sus dos hijas. Nadie le hizo caso: ni los medios, ni el juez, precisamente vengo de su casa de campo, ni siquiera su propio abogado le puso el interés que sus hijas merecían.

¿Te imaginas que alguien te robe a tus gemelos, los viole, los…? Me la suda mucho que tengas algo que decir: o te callas o te perforo la rodilla antes de matarte. ¿Te lo imaginas, … Lucho? Tus gemelos sin ropa y con el culo más abierto que la puerta de la casa de tu puta madre, con cortes por toda la espalda, sin dientes, con decenas de claros en su cabeza por los tirones de un loco… Piensa en ello, gran Lucho Sanctexpósito, el que se hace llamar “Dueño de Bay City”.

Mírate ahora, Lucho…

En el fondo, a mí me la trae al pairo. Ya sabes que me muevo por intereses económicos. Podría hacerlo aquí, en Central City, Cápital City, Gotham city… por el lugar que quieras, el matón más grande que puedas imaginar y allí estaré yo, como un enorme botón rojo al que apretar para hacerlo saltar todo por los aires.

Si… supongo que al menos tienes derecho a una pregunta… ¿Tus hijos? Ahí están…

¿Quién sabe qué será de ellos? Al menos yo no les pondré la mano encima si no me pagan por ello


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Omarelmanco
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La mano "amiga":

Bay City, finales de los 80. Ático del “Consigliere” de la Familia Leone.

Mario Leone, mira por la ventana apurando su taza de café, odia tener que encargarse de algunos asuntos, como decía Clint Eastwood “Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo”, tocan a la puerta y sin perder el cinismo de su sonrisa gira para encararse con Mickey O’Doyle, que acaba de entrar escoltado por su primo Vinnie.

-“Grazie mille” primo, está todo controlado, puedes esperar fuera.

-Hola Mario, no me hacía falta “niñera” para llegar aquí.

-Hola Mickey ¿Tutto benne? Espero que el viaje no haya sido un problema.

-Al grano, ¿Qué queréis tú y los tuyos?

-“É molto facile”, sólo tenías que atar en corto a tu gente.

-Mario, acabo de llegar de un vuelo infernal donde un puto crío no paraba de llorar, así que no estoy de humor.

-Mickey, sólo hay que seguir una regla en Bay City, “No le toques las pelotas a la persona equivocada “

Mario, traga saliva mientras coge el último cigarrillo de la pitillera.

-La yakuza tiene la prostitución, nosotros el alcohol, los chinos el juego, y vosotros las drogas, con 12 millones de personas, tenemos pastel para repartir para todos .Esos mojabragas encapuchados y con capa, nos dan un buen palo de vez en cuando, pero nada que no se pueda reponer, y entre nosotros, salvo algún roce, hay buena relación, como en todas las familias, ¿Capisci?

-Si, si,- responde Mickey, que en este momento, no sabe ni que pensar, los rumores sobre Leone son casi tan extensos como los mismos negocios que maneja.

-Verás Mickey -continúa Mario-. Y si todo está relativamente bien ¿Por qué hacer que todo vaya relativamente mal?

-¿De qué hablas Mario? ¿De lo de Fabrizio?

-Fabrizio era un “pezzo di merda” un gilipollas que jodió el traslado más sencillo de cocaína que se pueda imaginar, si no llega a morir en la redada, lo hubiera matado yo mismo si Don Leone lo hubiese dispuesto, y créeme que al Don, le importa más prevenir una guerra entre nosotros, que la vida de un patético mierdecilla, y por ello, mi jefe le debe al tuyo un favor, motivo por el que estamos aquí tranquilamente charlando.

Mickey respira aliviado agradeciendo a la Providencia ese golpe de suerte.

-Que vayas a salir vivo no quiere decir que salgas de aquí entero.-dice Mario acercándose a Mickey mientras se apoya en la silla exhibiendo una sonrisa siniestra.-La has cagado, y vas a pagar ¿Capisci? Los acuerdos “Capone” se escribieron con un propósito y uno de ellos estipula claramente que en Bay City “Ni mujeres ni niños”.

-Pero Mario, yo estaba en Chicago.

-Me suda los cojones donde estuvieras, tus chicos de la zona Este estaban vendiendo droga en un colegio, al cual casualmente asiste Kazuo Hashashi, hijo del Oyabun del clan Hashashi, el cual representa a la yakuza en Bay City. Eso sí que es cagarla por todo lo alto, tanto que el olor a mierda se coló por la ventana de las cuatro familias.

-Mario, fueron mis chicos, deja que nos encarguemos a nivel interno.

-Shhhhhh sin lloriqueos, por favor. El Oyabun quería tu cabeza en una bandeja de plata, tu jefe pensó que eso era exagerar, y casi se lía, nosotros y las tríadas tuvimos que interceder con una opción que contentara a ambas partes, en vez de tu cabeza, las pelotas de tus chicos para que las pueda usar de llavero, sus cuerpos a los peces, y tú con un escarmiento, y ahí es donde entro yo, a hacer el trabajo sucio de escarmentarte ¿Eres zurdo o diestro? Por lo de la mano de las pajas y eso, espero no cagarla.

Mickey palidece por momentos conocedor de que está bien jodido.

-Conozco los rumores que circulan sobre mí, que sepas que casi todos son ciertos, soy poseedor de ciertas habilidades que me permiten infligir graves heridas sin producir ningún dolor. No es tan glamuroso como volar, o tener superfuerza, o la habilidad para leer mentes, la utilidad de mi habilidad, es que ese dolor puedo dosificarlo a mi conveniencia, como por ejemplo haberte roto los huesos de la mano cuando me apoyé en tu silla, para liberar todo ese dolor de golpe, o muy despacio. ¿Sabes que la mano tiene 27 huesos? Son 27 fracturas muy dolorosas ¿Imaginas la exquisitez del dolor que sentirás?

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Omarelmanco
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Bay City, año 1982, comisaría del distrito 8, 09:15 a.m.

El recién ascendido Capitán Vásquez, no conseguía las palabras suficientes para maldecir su suerte mientras mira la foto de la estantería en la que el jefe de policía Johnson le estrecha la mano con una sonrisa más falsa que un billete de tres dólares.

Estaba agradecido por el ascenso, ese dinerillo extra vendría muy bien, pero en Bay City era más bien un castigo, aunque después de pegarle una patada en los huevos a su anterior Capitán que lo mandó 2 días al hospital, suerte tuvo de que no lo expulsaran del cuerpo.

-Señorita, por favor, cuando pueda, venga un momento a mi despacho,- llamó a su secretaria que contestó afirmativamente al otro lado del interfono.

-Con su permiso Capitán,- una rubia alta, que si ser extremadamente guapa, era muy atractiva, espera en la puerta.

-Si, si, pase y tome asiento por favor, era usted ¿Susan? Perdone, pero soy muy malo para los nombres y apenas he tenido tiempo de revisar las fichas de personal.

-Es correcto señor, Susan West.

Vásquez coge la ficha correspondiente y tras un par de minutos de ávida lectura, cierra la carpeta.

-Bien, necesitaré dos cosas de usted, una de ellas es que me tiene que poner al día de ciertos asuntos, y la otra es que me diga donde podemos ir a almorzar, que me muero de hambre.

-Capitán, eso sería un poco impropio.

-Si es o no impropio, es cosa mía, aparte siendo usted civil, nadie podrá acusarme de favoritismos con un subordinado.

-Vale, en ese caso, iremos al “Café de Beth”, mi abuela es adicta al sándwich “Reuben” y a mi abuelo le fascinaba el bizcocho de naranja.

Esa misma mañana, Café de Beth 10:15 a.m.

El ajetreo de los trabajadores entrando y saliendo por sus almuerzos, era el normal de cualquier mañana en el café de Beth, cuyo hijo Jake, había heredado el talento culinario de su madre.

- ¿Cómo van las apuestas? -pregunta Vásquez.

-¿Perdón?

- Señorita West, aunque llevo apenas una semana, estoy al tanto de que hay una apuesta sobre cuanto duraré en el puesto.

-En ese caso, confesaré que la apuesta más alta, es la de Nolan, que apuesta por un mes.

-No sé si eso es bueno o malo, además tengo curiosidad, por saber su apuesta.

West simplemente sonríe mientras pide dos “Reuben”, dos cafés y un par de bizcochos. La conversación entre ambos, es bastante trivial hasta que el capitán interrumpe de golpe.

-Señorita West, supongo que se preguntará porqué aparte de para comer estamos aquí.

Susan, asiente con la cabeza llena de curiosidad.

-Porque es usted la única en la que confío casi plenamente, y este es un lugar lo suficientemente bullicioso, lejos de oídos indiscretos. El distrito 8, al igual que otros tantos de Bay City, tiene la corrupción bastante enquistada y usted, como buena secretaria, será muchas cosas, pero no es idiota.

-¿Y ser buena secretaria me hace más fiable que el resto?-pregunta West al borde del enojo.

-No, - contesta Vásquez.- ser secretaria la pone lo suficientemente lejos de la mierda como para que le llegue el olor, pero lo suficientemente cerca como para saber quién está manchado.

-Y quiere que sea yo la chivata de la “cárcel” ¿No?, por si no lo sabe, desde la época de Capone, a los chivatos les ponen zapatos de cemento.

-No quiero poner su vida en riesgo, créame, únicamente quiero saber en quienes se puede confiar, quienes son los que de verdad honran que estamos para servir y proteger. Y a esas personas, encargarles las misiones “más delicadas”, no estaremos a la altura del Espectro Azul, Moon Bird o Golden Gunner, pero aportaremos nuestro granito de arena.

-¿Esos mojabragas? Por Dios capitán, que parece usted un hombre inteligente.

-Señorita West, vengo de un barrio bastante problemático, un día de crío, me metí donde no debía estar, y el mismísimo Huracán Ramírez, me salvó la vida. Creo profundamente que los superhéroes pueden hacer un gran bien, y Bay City puede ser mejor ciudad de lo que es.

-Usted mismo, pero si mañana aparece en el fondo del muelle, recuerde que se lo advertí. Dicho esto, el sargento Bradford es su hombre, pese a sus treinta años, sirvió el último año en Vietnam, está un poco… no se si me entiende, pero nada podría corromperle, no le cae bien, se rumoreaba que sería el siguiente en heredar el puesto de capitán, También tiene a Harper, estuvo unos años infiltrada y acaba de volver, luego están los novatos Nolan y Chen, Nolan es buen tío, el clásico Boy-Scout, y Chen, quiere demostrar que es la mejor agente de la comisaría, lo que todos cuando llegan de la academia, y por último, Smitty, le quedan cuatro años para jubilarse, está pasado de vuelta de todo, conoce a todo el mundo y sabe los trapos sucios de mucha gente, es un hombre honrado que sólo quiere que no le toquen los huevos.

-¿Sólo cinco? esperaba más, aunque bueno, menos da una piedra.

-Pues es lo que tiene capitán, y ahora, si me disculpa, voy al baño mientras usted paga, que el sueldo de una secretaria, no da para mucho.

Susan West dirige sus pasos al cuarto de baño, una vez dentro, cierra con pestillo y saca de su bolso un “fonovídeo” cortesía de sus amigos del Área 51.

-Azulito, aquí Gunner, creo que es la persona que necesitábamos.

 

Nota friki de esta historia y de “El café de Beth” con la que está relacionada: muchos nombres y apellidos, son de series de TV, por ejemplo, los policías de hoy, son de la serie “The Rookie”.

 

 

 


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CoquinArtero
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Los tiempos han cambiado demasiado desde que decidí abrir el negocio. Hace treinta años, solía ser una ciudad elegante por la que pasear en familia. Entonces empezó a venir gente con mucho dinero y pocos escrúpulos, con la intención de hacer más dinero.

     Empezaron pidiendo el impuesto de protección, mercancía y trabajo gratuito. La policía empezó a mirar para otro lado y los pobres hosteleros como yo, nos vimos reducidos a simples herramientas para una enorme trama de mafiosos.
Pero eso no fue lo peor, ni de lejos.

     Primero vinieron los enmascarados. Si, lo sé… cargados de buenas intenciones y aprovechando el factor sorpresa. Quisieron echar al tigre de nuestro florido jardín, metiéndole un dedo en el culo. ¡Claro que iban a reaccionar! ¿Qué esperaban?¿Que se irían sin más?

     Usaron sus contactos e influencia para prohibir a los enmascarados, después, cuando llegó el centro de investigación, empezaron a brotar personajes vestidos de colores chillones, con cinco brazos, con súper fuerza, rápidos como el demonio, invisibles y lo que es peor: éstos con poderes no siempre estaban con los buenos. Llevamos casi dos décadas resignándonos a ser la carne de un caldo que se cuece lentamente en jugo de mierda y cargado de buenas intenciones.

     ¿Dónde esperan que vaya con sesenta y cinco años que tengo? Esta mañana ha pasado Boggie el Aceitoso a sacarme los cuartos del mes, en vez de los mismos malcarados de siempre. Decía que hasta él se cansaba a veces del trabajo duro, y aprovechaba para darse un paseo mientras hacía trabajo de campo… el hijo de puta llama trabajo de campo a extorsionarme a cambio de no permitir que nadie excepto el desgraciado de su jefe me siga robando. Nada más poner el pie en la calle con mis cuartos en el bolsillo, pasó un coche cargado de encapuchados y lo cosieron a tiros y me rompieron la cristalera de paso.

     Cuando el coche siguió de largo, el cabrón se levantó, escupió sangre con un tosido, metió un montón de pastillas en su hocico y se las tragó de golpe. Al levantarse, una lluvia de trocitos de bala bañaron el suelo en alegre armonía con cientos de chorretes de sangre.

     Sacó el pistolón más grande que había visto en mi vida. Un arma que solo alguien como Boggie podría esgrimir, apuntó en la distancia y descargó el tambor con seis bombazos que desprendieron los trozos de cristal que aún aguantaban en las ventanas.
Salió corriendo tras el coche cuando el sonido de los frenos y el posterior impacto, hicieron saber al Aceitoso que una de sus balas cayeron en gracia a alguna de las ruedas del vehículo.

     Al par de minutos, volvió tambaleándose, bañado en sangre y grasa. Me devolvió el dinero y me ordenó avisar al Coyote, el matasanos de la mafia.

     Yo no podía creer que siguiese con vida, él no es un mejorado, tan solo un asesino, pero hay que reconocer que es una bestia muy dura. Apuesto a que la mitad de las balas rebotaron sobre balas de anteriores tiroteos. Así, enorme, correoso y experimentado, Boggie está desfasado para el negocio. Se resiste a creerlo aún con el cuerpo cubierto de esparadrapo.

     Hace veinte años, cuando todo esto empezó, eran los hombres como él los que mantenían los negocios de todo Bay City. Hoy se ha visto relegado a cobrar la mensualidad de pobres diablos como yo. Los trabajos importantes los reservan para enmascarados con poderes que lo destrozan todo mientras se masturban viendo su imagen en las camisetas de las adolescentes.

     El ayuntamiento hace actos públicos agradeciendo a héroes anónimos pero con cara descubierta, que ayudan en la reconstrucción desinteresada del estropicio de héroes y villanos, pero el ejemplo no cunde y nosotros, los de abajo, tenemos que seguir sufriendo hasta que los buenos y los malos lleguen a algo parecido a una tregua.

     En medio de todo me tienen a mí, con cara de culo torcido en un local lleno de cristalitos, sangre y trocitos de plomo, sin poder trabajar y sirviendo café con rosquillas gratis a un montón de parásitos con uniforme.

     ¿Dónde estará la científica? ¿Quién va a pagar todo esto?
Creo que después de lo de Boggie las cosas se van a poner tensas por esta esquina, así que prefiero echar el cierre antes de terminar igual que mi cristalera.

     No sé… podría dedicarme a coser mascaritas de súper héroe… ¿Quién sabe? Si no tengo negocio, no hay por qué molestarme y en el almacén tengo suficientes latas de conserva para mantenerme un tiempo sin asomar la cara.
Sí... creo que Josephine tenía una máquina de coser por alguna parte.

     Me pondré a coser máscaras para hijos de mafiosos para que vayan cogiendo recorte.

     A la larga podría funcionar.


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CoquinArtero
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Han robado dos valijas diplomáticas de la caja de seguridad en el Banco Central de Bay City. Todo apunta a que se debe al ataque de un metahumano. Perdimos su pista en la entrada Norte al Muelle McMillon hasta que uno de los almacenes comenzó a arder. Al llegar encontramos a un único testigo:

     —Así como se lo digo, señó agente. No sé de dónde salió esa ehpesie de supermán, pero de repente se metió nel almacén cargando unos baúles grandes como un par de cajamuelto. ¡Ahhh! Pero lo que él no sabía es que por muy supercosa que pueda sel er tipo ese, el almacén donde se metió era el echaero de Boogie el aceitoso.

«No en serio. Como sabía que iba a haber jarana, m´alongué pa vel si me quedaba con la movida, polque, helmano… hay cosas que tieneh que vel-las sí o sí.

Yo estaba allí, en la esquina, echao entre las maromas. Eh un buen sitio ¿oyó? Desde ahí se ve bien toa esta parte del muelle y si no vas mu mamao, la del otro lao der muelle. Antose ejcuché como el del pijama rompía la puelta de un bimbasso, papi.

Y dise: ¡Pommm!

Su agente señoría: me levantó der susto, oiga. Ahí estaba er tío con loh dó cajone, como que loh quería escondé. Siii, claaaro. Las sinera de la bofia… Perdón agente, de la pulisía. Po eso, que las sinera estaban dando Berríos por tolmuelle y cantaba un huevo quer tío los había tifao.

Pero, maestro: eso era fuerza, muchacho. ¿tú sabe cuánto pesaba eso? Lavín, compae. Lo meno un millón de kilo caa cajón. Por eso te digo que er nota no era normá. Fijesusté cómo dejó la puerta, arrugá como la platina d´un llonki. Pero fuerte, fuerte, tú.

Asomé el josico esperando a quer Boogie le metiera plomo bueno, pero no estaba dentro. Él estaba escondío en la nave de al lao. Es mu cuico, er mamón. Namás llegué a vel su sombra saltando entre las azoteas y al poco ¡Bang, bang, bang, bang, bang! Se veían las luse y ar supermán parando lah bala con la cara como si fueran cachetoneh.

Se acabaron lah bala y al poco soyó como si doblaran tubos y jierro y antose fue cuando salió er Boogie volando por ensima de mih cuehno pa estampalse de cabeza contral contenedó. Mirusté, su comandante er boquete que dejó.
Pero se levantó como si ná, como si no lestuviese chorreando lah napia ar caaaabrón.

Yo ya decía que este se venía ar suelo con la mihma, pero no. Se levantó, se rebañó los cuajarones y sacó la pipa grande que siempre guarda en el largo de la gabardina. ¡Tremendo pistolón! Por el cañón te cabe er deo goldo. Miró padentro tó crusao y le metió un par de gritos al intruso.

Sí, si… ¡Pegas como una florecilla, muchacho!... Así, con esa voh que tiene el Boogie. Yo me quité denmedio enseguía. Asín, como lah cucarasha, y me vorbí pa la esquina de las maromas.

Er superpollah ese salió como un vendaval y agarró a Boogie por la pechera con una mano, pero Boogie nos manco, tú lo sabe, yo lo sé, tolmundo conoce a Boogie menos el tío ese que se pensó que podía gualdá las cajamuelto en su almacén.

Lo que le desía, su… su… agente… Er tío salió volao del almacén y agarró a Boogie por la pechera pero enseguía Boogie le puso el pistolón en la oreja y le soltó un sonío a bojacarro..bojca… brocajarro ese… y el otro lo soltó.

¡Ja! ¿Me va a desil tú que no lo suelta? Hombre si lo soltó. Mirusté que yo he sentío dihparo tó loh día en Bay City, pero eso no fue normá. El otro se cayó, pero no der tó. Ensima la roílla y con er jeto carbonisao.

—Voy a dejar que te levantes y lo intentes de nuevo, chaval —dijo er Boogie tó loco. Y cuando se quiso poné de pie otra veh, le soltó treh tiroh con el pistolón en er cuello y lo dejó ahí tirao, con el cuello rajao patrás como los palito de caramelos Pez.

Cuando se fue llevaba los cajone metío en la furgoneta y le había pegao fuego a la nave. Digo yo que si el otro loh quería ehcondé, algún való tendrán lah caja esa ¿no?

Po eso: que er muelto eh un superpollah de eso, er Boogie tiene la cosa que se robó el otro y yo no quemé er almacén, su generá, créame, hagarfabó.


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El encargo:

Como en las películas te digo, Jenni.
Cuando llegué al despacho… sí, joder. Ya sé que duermo en el despacho, tú lo sabes, el portero lo sabe… es solo una forma de hablar. Abrí los ojos en medio de la noche y allí estaba ella, flotando frente a mi ventana, con su silueta vaporosa recortando la luz del neón de Bay City Hotels.

Qué más quisiera yo. Su intención no era la de chuparme la sangre.Esa mujer venía a contratar mis servicios.
En mala hora.
En serio, Jenni, nena: en otras circunstancias habría pensado lo mismo. Era increíble incluso para ser una metahumana… No te ofendas. Ya sabes que para mí eres la mejor de todas, pero esa tipa se te acercaba bastante. Es de las que vuelan, sí. Flotando la vi, así que volar, vuela. Además tenía unas piernas largas como el pacífico y te miraba como si conociese hasta tu último secreto.
¿Quién iba a esperar que viniese cargada con el caso más bomba de mi carrera? Pero bomba, bomba de ¡Bum!... Claro, nadie envía a una tipa como esa a encargar que recuperen a su gatito.
¡Boogie, Jenni! Me encargó seguirle la pista a Boogie el aceitoso. Según me cuenta, consiguió hacerse con algo peligroso (Un arma, quizá), pesado y caro.
Imagina solo lo que sería capaz de hacer ese hombre con un arma especialmente peligrosa.
Ni pensarlo. Tenemos que aceptar el caso… No, no, no, Jenni. Si lo hacemos en condiciones, ni siquiera se enterará…
Lo suficiente como para abandonar juntos Bay City y, sí: me ha dado un adelanto, así que vena buscar tu parte y empecemos a menear el trasero… Por cierto: trae todo lo que puedas del arsenal… Pues trae las dos Derringuer y el cortaúñas, si te parece bien. La pasta merece mucho la pena, pero si Boogie nos pilla, no sabemos por donde nos puede salir. Se me ocurre que si Boogie tiene lo que otros están buscando, aún podemos intentar convencerle para que lo venda con nosotros de intermediarios y pillar también por ahí.
A esa bestia se le amansa con billetes. Seguro que le interesa.
No creas, a mí también me escama no saber quién está detrás de todo esto. ¿El gobierno? Peor: el alcalde… no. El asilo… Bueno ¿Qué más da? Cuando veas tu parte , eso importará más bien poco.
Por cierto, Jenni… Ya sabes que esto queda entre nosotros. No debe enterarse nadie y solo confío en ti.
Claro que sí, nena. Ahora galopa y corta el viento. Tenemos trabajo que hacer.


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