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Cofre de Musgo Negro

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Ludvig
(@ludvig)
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Siempre me levanto temprano por la mañana. Ser pescador es un trabajo duro que requiere madrugar mucho. Algunos días termino mi jornada alrededor de las seis o siete de la tarde, pero otras veces tengo que quedarme hasta tarde o incluso trabajar durante varios días seguidos si tengo algún encargo especial. Esto se debe a que algunos pescados, moluscos o cangrejos son más activos por la noche y es necesario estar alerta en todo momento para poder capturarlos. A pesar de la exigencia del trabajo, me siento afortunado de poder ganarme la vida de esta forma y de disfrutar de la belleza del mar todos los días.

Una oscura y lluviosa noche, mientras lanzaba mi anzuelo en la oscuridad, la bestia marina enganchó mi cebo. Pero algo en la forma en que luchaba, como si tratara de huir del fondo del mar, me hizo saber que esta presa era diferente. Con la emoción corriendo por mis venas, me preparé para la lucha de mi vida. Después de una hora de una lucha feroz, finalmente logré sacar al misterioso monstruo de las profundidades.

Para mi sorpresa, lo que enganché no era un pez, sino un cofre cubierto de un musgo negro y espeso, que parecía haber sido cultivado durante años en las profundidades más oscuras del océano. Esparcidos alrededor del cofre, había una variedad de cosas marinas, incluyendo conchas, estrellas de mar y caracolas incrustadas en su superficie, hasta mejillones y lapas.

Con mi curiosidad ardiendo, llevé el cofre al muelle más cercano y lo abrí con cuidado. El interior estaba lleno de un olor a humedad, madera podrida, óxido y salitre. Pero lo que encontré dentro fue mucho más inquietante. Había cartas, al menos diez, cada una con una caligrafía extraña, como si hubieran sido escritas hace años.

Me llevé las cartas a mi casa, y aunque no pude resistir la tentación de leerlas de inmediato, decidí dejarlas secar primero. Pero incluso a través de la humedad, podía sentir algo misterioso emanando de ellas. Sabía que había encontrado algo más que un simple tesoro en ese cofre, algo que podría cambiar mi vida para siempre.


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Ludvig
(@ludvig)
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Cojo la primera carta, me dispongo a leerla.

 

1 de Enero de 1925

 

Querido hermano,

 

He hallado un trabajo que nos dotará de los medios necesarios para vivir como aristócratas. Me desempeñaré como ayudante del farero en la Isla Espino, acompañado de Johannes y Robert.

Johannes, supersticioso de manera enfermiza, y Robert, un marinero sombrío que pareciera haber llevado una vida turbulenta o haber sido un pirata, serán mis compañeros en esta encomienda.

Me han destinado a la isla con ellos y, a pesar de no haber trabajado en un faro antes, confío en poder estar a la altura del reto. Tal vez no sea más arduo que mi anterior empleo de estibador.

Escribo esta carta en el trayecto hacia la isla. Esta última es extrañamente hermosa e idílica, aunque no sabría describirla de manera exacta. Necesito tiempo para asimilar lo que veo.

Hemos relevado a los tres fareros que aquí se encontraban antes que nosotros. Eran bastante peculiares, no nos miraban y emitían sonidos extraños, como si refunfuñaran. Johannes lanzó una moneda y una concha al mar a su llegada a la isla, mientras que Robert descargó todo el equipaje sin decir una sola palabra.

Ya es noche cerrada y hemos pasado un día normal. Me han enseñado lo básico del trabajo y no parece tan difícil como suponía. Sin embargo, tendré que estar alerta y ser activo para desempeñar correctamente mi labor. En mi próxima carta te contaré más sobre la isla y el faro.

Con cariño, 

 

Turner.

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Ludvig
(@ludvig)
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Desdoblé la segunda carta. Esta tenía una energía que extraña, olía a tabaco. ¿Cómo puede perdurar tanto un olor?
Me dispuse a leerla.

 

8 de Enero de 1925

Han pasado varios días desde que no uso mi máquina de escribir para dirigirte mis pensamientos. Las obligaciones y el trabajo me han mantenido sumergido en el bullicio de la rutina diaria. No obstante, ahora, en la quietud de la noche, bajo la luz de una lámpara, he logrado plasmar estas palabras después de tanto tiempo.

Me han sugerido que guarde las cartas hasta la llegada del barco de provisiones, cuyo arribo es incierto, y tal vez tengamos que aguardar aquí por un par de semanas más, aunque el mes aún no ha expirado. Johannes, el compañero de faena, ha manifestado que los fareros que nos antecedieron dejaron mucho por hacer en lo que respecta al trabajo. Los vagos nunca me han caído bien.

Durante la semana he notado algunos comportamientos extraños en Robert, aunque ignoro si son habituales o no en él. Al inicio, se desempeñaba con esmero en sus labores, pero todas las noches, alrededor de una hora, se encamina hacia la cala o el muelle, y permanece quieto y silencioso. Johannes me ha aconsejado que no me preocupe, ya que quizás sea un hábito adquirido en alguna travesía. Él suele decir: "Si un marinero mira el mar durante mucho tiempo, es porque el mar lo controla". La verdad tengo unos compañeros bastante peculiares.

En estos momentos, me siento con pocas facultades para opinar, por lo que me limito a observar. Como decía nuestro padre; ver, oír y callar. Permíteme describirte el faro y una porción de la isla. Adjuntaré un dibujo que he realizado, es el faro durante la noche. El faro es de un hermoso color blanco perla, la casa adosada a él ha sido construida con madera de un árbol robusto y resistente, del mismo color del faro. Las chimeneas son de un rojo tan intenso y llamativo como la sangre. La isla, amplia y exuberante en vegetación, presenta pequeños acantilados y afloramientos rocosos, un espigón y una especie de prolongación donde se ubica el faro y el muelle contiguo. Siento que este lugar podría agradarte. Personalmente, aunque me agrada esta tarea, es exigente pero la isla y el paisaje es hermoso y compensa aunque en el horizonte, mirando hacía el mar, mire donde miré no hay nada y todo.

No creo que te importe que te envíe varias cartas al mismo tiempo, ya que no permaneceré aquí por mucho tiempo, y prefiero ser prolífico en mi correspondencia. Estaré un mes y dos semanas. Así que espero que estas cartas te lleguen antes. Quiero pensarlo.

Por último, quiero hacerte saber que he encontrado un libro interesante en un armario. Posiblemente, alguien del turno anterior lo haya olvidado aquí.

 

Recibe un abrazo,

 

Turner.

 
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Ludvig
(@ludvig)
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He cogido la tercera carta. Tiene un olor extraño. ¿Pescado? No lo sé, pero huele raro y me ha dado un escalofrío desdoblarla, quizá esté cansado del trabajo y me haya sugestionado por este. El olor es soportable pero evidente. 


(dia  ininteligible) Enero de 1925

 

El oleaje es la inhalación y exhalación del mar, respira tranquilo después de días embravecido. 

Me ha tocado reparar el muelle de la isla, la verdad es que estaba horroroso y bastante descuidado. Dudo que durase más de un año.

Me ha tocado repararlo con Johannes, es un tipo curioso, antes de reparar el muelle besaba la arena de la playa de al lado pidiendo permiso a la isla de poder quitar partes del apéndice de madera de abedul que tenía instalado. 

En la reparación estuvimos un rato tranquilos, bastante diría yo. Me estuvo hablando de que el mar anegó islas y se trago tantos barcos que jamás descubriremos sus secretos, que nos centramos más en investigar otro tipo de cosas que centrarnos en descubrir que hay en el mar, está obsesionado con él. 

Dice que Robert respira extraño por las noches y que piensa que oculta algo pero no me ha contado nada realmente pues “el mar acaba trayendo los susurros hacia tierra” según él así que no seguimos hablando del tema. No entendí nada de lo que me dijo ni de lo que estaba insinuando. 

Habiendo terminado el muelle Johannes se me acercó al oído y me mencionó un nombre: <<Davy Jones.>>

Le dije que conocía la leyenda pero sin mediar palabra se marchó. 

Hermano, de verdad que me han tocado los fareros más extraños de todo los siete mares. Te echo de menos y me gustaría que estuvieras aquí para poder estar conmigo y trabajar juntos, echo de menos trabajar en el taller de carpintería como hacíamos cuando teníamos diecinueve años.

No puedo escribirte tan a menudo, así que tengo que escribirte casi un pequeño libro con mis cartas, se supone que te darán estas cartas de golpe. Pero sigo esperando el barco mencionado por Robert y Johannes. 

Espero que estés bien y que tu familia goce de buena salud.

 

Tu hermano,

 

Turner

 

Volví a doblar la carta.

Vaya compañeros tan raros tiene este tal Turner. Tengo más ansia de saber que ocurre, con él y su historia, pero entre el cansancio y el leer me duele la cabeza así que me echaré a dormir y cuando me despierte leeré la próxima carta mientras me tomo el desayuno.

 

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Ludvig
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Me he levantado de madrugada, justo antes de ir a pescar como siempre por culpa de un sueño extraño.

En él aparecía alguien recitando algo pero no llegué a saber quien era y el texto en cuestión.

Puedo recordar, al menos, un fragmento de dicha recitación y decía así:
Sonaba una música y tras despertarme me he levantado con esto en la cabeza.
"En la muerte tu alma no irá ni al cielo ni al infierno, en la muerte tu alma irá al mar, al mar, al mar... junto al barco... al barco. Tu alma, tan obsesionada, irá al mar. Tu conexión con lo marino no es azar, no es azar. Pues cuando tu muerte te llegue el gran capitán la reclamará, la reclamará. Y de una vez por todas con Davy Jones irás."

Según se dice del mundo de los sueños es que cada sueño significa algo. No sabría decir el que puede significar eso. Es una canción sin principio o por lo menos yo no lo recuerdo.

Me prepararé para ir a trabajar. Quizá me despeje un poco y quizás...se me aclare este asunto.

 

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Ludvig
(@ludvig)
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La cuarta carta tiene un grosor distinto, como si fuera un papel más trabajado.

Querido hermano,

 

Hace tiempo que no comienzo una carta así, mostrando mi amor por ti.

Han transcurrido varios días desde que nos llegó un telegrama fatídico, anunciando el naufragio del navío que portaba nuestras provisiones y las cartas que iban destinadas a ti. Debo continuar almacenando las cartas hasta la llegada del próximo barco. Presumo que estaremos atrapados aquí por al menos un mes.

Johannes asevera que Robert ha estado comportándose de forma extraña desde aquel día en el muelle, ofreciendo al mar un pez decapitado en cada faena de pesca. A Johannes esto le desconcierta, pues sostiene que semejante ofrenda no debe ser así y podría desatar la ira de los dioses marinos. Sinceramente, considero que Johannes se halla inmerso en una superstición bastante paranoica. Si bien es cierto que los marinos suelen albergar supersticiones, él... él es distinto. Realiza rituales matutinos y vespertinos, recita letanías a las nueve olas y los tritones, y hace reverencias hacia el océano cada vez que aborda la embarcación de pesca que tenemos, Dorian, se llama.

Su barba larga adornada con trenzas y rastas me evoca a Davy Jones, su ojo izquierdo de cristal me perturba. Su fornido y robusto cuerpo, moldeado por su labor de carpintero, infunde temor.

Johannes es un individuo peculiar y no carece de bondad, hermano, de hecho, es sumamente amable y hospitalario. No obstante, cuando la superstición lo domina, se torna obstinado, maniático y paranoico. De hecho he llegado a pensar que en sus muchos años de marinero le dio demasiado el sol...

No lo sé con certeza. Afortunadamente, es un hábil pescador y la comida no nos falta gracias a él. Además, Robert se encarga del funcionamiento del desalinizador en esta isla así que tampoco nos morimos de sed. 

Te extraño, extraño a mi esposa y a mi gato River.

Te amo,

 

Turner.

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Ludvig
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Al abrir la quinta carta siendo como una pesadez en la cabeza y un dolor repentino. ¿Estaré cansado de leer? 

Hoy ha sido un día duro, la tormenta no me ha dejado pescar pero he tenido que trabajar tanto para que el barco no se hundiera y llegar sano y salvo que quizá no debería haber leído hoy. 
Espero poder seguir leyendo, al menos, la semana que viene.

 

Abro la carta.

 

Ya no quiero poner fechas, ya no sé en qué día vivo. Solo te diré que es Enero.

Esta carta será directa sin florituras tal como lo es Robert.

Robert… ese marinero o pirata, es un maleducado, habla lo justo y gruñe demasiado cuando le hablas o intentas comunicarte con él.

 

No entiendo cómo puede un individuo como él estar trabajando, no sabe expresarse bien o no sabe hablar con claridad, no lo entiendo. En fin, Robert es algo así como un ser humano con un aspecto algo peculiar, es el más alto de los tres, definido y fuerte. 

Habla poco y se comporta como si ocultara algo, siempre sale de noche y da paseos por la playa. Siempre que camina hace rezos con una especie de rosario de conchas y algas secas, como si rezara a Dios… o a algún Dios del mar, total mis compañeros no sé si creen en el Dios cristiano o no.

Esta carta no podrá ser más larga ya que la estoy escribiendo mientras estoy en el baño, tengo mucho que hacer y poco tiempo para escribir hoy, Robert es bastante estricto. Hoy me tocará subir al faro con él, mañana si puedo escribir te hablaré sobre todo lo que se ve desde allí arriba, hermano.

 

Turner, 

 

P.d: 

Siento no haber escrito más, no he dormido bien. Las pesadillas otra vez y para colmo hoy sólo descansaré para comer…

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Ludvig
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La carta está rota por la parte de arriba. Como si hubiera sido rasgada a propósito.

 

La extraordinaria hermosura de la luz del faro es indescriptible, hermano mío.

Aunque hecha por manos humanas, parece divina. Nunca había presenciado tal maravilla, sólo hay una luz igual de hermosa, el Sol.

Agradecí a Robert por mostrarme aquella luz, mientras él me decía que sólo unos pocos elegidos tienen la oportunidad de subir a verla, y que yo era uno de ellos, un privilegiado.

Sus palabras quedaron grabadas en mi cabeza y resonaban en mi como si fuera una reverberación de una campana. Nos dedicamos a reparar algunas cosas que estaban rotas y otras a cambiarlas por culpa de la erosión del mar y el viento, pero curiosamente, la luz permanecía impecable, como si el paso del tiempo y el resto de condiciones climáticas no tuvieran efecto alguno sobre ella.

 

“Esta es la luz de Prometeo”, comentó Robert admirándola. Al escuchar esas palabras me sentí insignificante e indigno de estar allí. ¿Quién era yo? Tan sólo un aprendiz. 

Descendimos por las escaleras del faro y Johannes, que estaba ahí limpiando los barrotes, me miró con una mirada fulminante y sorprendida mientras Robert, que estaba delante de mí, se apresuraba a buscar sus botas de pesca para ir a recoger las trampas para cangrejos.

Johannes expresó su preocupación sobre por qué había llevado allí arriba, dudando de mi experiencia y sugiriendo que tal vez la hubiera cagado más que ayudado al intentar reparar las cosas. Siempre tan paranoico ese hombre. Quizás se me llevó para que aprendiera, pero

¿Qué sabe él de quien soy y de lo que puedo hacer?

Sólo deseo aprender y mejorar para un día poder ganar tanto dinero como ellos pero aquellas palabras, si, aquellas arponeantes palabras sembraron en mí la duda. “La luz que hayas visto arriba es la misma que emana del mismísimo cofre de Davy Jones”, fueron sus palabras para terminar la conversación, dejándome un sabor amargo como un trago de vodka salado en mi alma.

¿Será  la luz del faro lo último que vea y contemple si hay fallos en mi tarea?

¿Se convertirá en un abismo angustiante y oscuro que consumirá por haber sido digno de sus expectativas?

Las dudas iban y venían como si fueran olas de un mar picado.

La grandeza de aquella divina luz contrasta con mi incertidumbre y pesadumbre por culpa de un mar de inseguridades. Sólo soy un aprendiz, sólo el tiempo dirá si seré capaz.
El faro, con su luz hipnótica y ese aura misteriosa, se ha convertido en un recordatorio inquietante y a la vez excitante de la responsabilidad que recae y ha recaído sobre mis hombros. 

Turner,

 

 

Esta carta ha sido totalmente distinta, se ve que Turner, el muchacho, ha quedado maravillado.. ¿Pero es para tanto la luz de un faro de cerca? Nunca he estado ahí arriba pero, quizás, sólo sea en ese lugar. Porque el resto de los faros son normales, en esta carta hay prosa y denota algo que no termino de encajar…

Johannes parece advertir de algo y Robert parece ocultarlo, Turner parece ser una persona que está entre dos mundos o dos realidades, pobre muchacho…

 

Tras esas palabras una breve visión aparece en mi cabeza. Es una isla… una isla parecida a la que menciona Turner en sus cartas…

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Ludvig
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Los pensamientos del pescador flotaron cómo un cuerpo sin vida a la superficie, ahogando esos pensamientos en una botella de ron de reserva, no paró de beber hasta que la dejó seca.

Entre lágrimas, la lluvia inmisericorde, los truenos que suenan sin piedad y el violento oleaje se encontraba el pescador mirando al mar con la mirada pérdida lanzado maldiciones y escupitajos que acababan convirtiéndose en vómitos, no paraba de maldecir la hora y el día en el que sé encontró aquel cofre cubierto de musgo negro 

 

En este día, grisáceo y tormentoso, me veo incapaz de adentrarme en el mar,  en la pesca. Si tan solo se tratara de una lluvia, podría emplear mi tiempo en alguna labor pero no, la tormenta no quiere que haga nada. Sin embargo, mi mente se encuentra atormentada por los pensamientos que rondan mi ser, especialmente aquellos relacionados con Turner y aquella enigmática visión onírica de la Isla Espino que tuve.

 

Mi curiosidad se despierta y se pregunta dónde puede estar ese lugar. No obstante, una voz interior me advierte que es mejor que desconozca su ubicación y que debo limitarme a leer las cartas para desentrañar el destino de Turner. Estas misivas poseen un aura inquietante, especialmente cuanto más me acerco a la décima carta. Desde que he comenzado a leerlas, mi descanso se ha visto perturbado.

 

No deseo sumergirme en la lectura de todas las cartas de golpe, pues tengo otras obligaciones y una carga de trabajo ineludible. Sin embargo, algo me insta a hacerlo de manera obsesiva. Es una obligación que debo cumplir, un deber que le debo a Turner.

 

Turner.

Turner.

Turner.

(Jadeo)

Turner...

 

No comprendo lo que me sucede. Desconozco la razón por la cual me he apoderado de ese maldito cofre, ¿Por qué lo cogí y no lo tiré? ¡Maldita codicia la mía!

Este cuaderno de bitácora parece ser redactado por un ente ajeno, mientras los dioses marinos y sus legiones se burlan de este humilde pescador. Anhelo desvelar el paradero de esa isla, una necesidad que me consume. Quizá la respuesta se encuentre en las cartas.

 

Una inquietud se apodera de mí. Siento la urgencia de pescar, de leer, pero rehúso adentrarme en las palabras hasta que los días se muestren propicios y amables.

Espero que mañana al tener un buen y mejor día pueda leer la séptima carta.


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belohorizonte
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Interesante


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Ludvig
(@ludvig)
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La resaca en la que me he despertado ha sido espantosa. Hace un buen día, está nublado pero se puede ir a pescar.

Aunque me disguste de sobremanera esta sensación el pescar me irá bien. Creo que tengo que dejar de beber tanto, no quiero morir joven y dejar un legado del típico pescador borracho. 

He preparado todo lo necesario para ir a pescar, me he llevado algo de agua, zumo natural y algo de pescado salado para picar mientras leo la séptima carta y dedico todo el día que tenga hoy a pescar algo y poder venderlo, quizás, en el mercado mañana por la mañana o incluso subastarlo en las lonjas del puerto. Esta mañana le he pedido Kalmar, un lobo de mar viejo que ha surcado cualquier océano y mar existente en este basto y cruel mundo, que me pueda decir o dar algunas coordenadas de la Isla Espino, si es que de verdad existe. Me conformo con un mapa, pero si tengo las coordenadas me vendrá mejor.

Quiero pensar que existe realmente ese lugar. En el sobre, en la carta séptima hay un telegrama. Lo leeré antes de leer la carta.

 


Telegrama J.R.T, Isla Espino. 25 de Enero de 1925.


Se avisa los guardianes del faro que el próximo día 17 de Febrero se les mandará un nuevo barco para ir en su búsqueda. Lamentamos mucho la espera. No tenemos noticias vuestras, por lo que se ve, sólo podéis recibir mensaje pero no enviar, estos cacharros nunca funcionan como deben. Creemos que es a causa de los temporales tan indómitos que sacuden los mares cerca de esa isla.

Más pronto cómo nos dejen los vientos y las mareas os traeremos de vuelta con vuestros seres queridos. Espero de corazón que estéis con vida cuando lleguemos, al menos la pesca y la desalinizadora os estará haciendo más bien que mal aunque no sea santo de vuestra devoción.

Capitán Phineas Wilhem.


 


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Ludvig
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25 de Enero de 1925

17 de Febrero es cuando nos vienen a recoger pero nosotros ya estamos hartos de esta situación tan opresiva que nos envuelve como las olas que azotan el espigón.

Johannes dice que esta mala suerte ha sido por culpa del pez que ha pescado Robert, tiene un aspecto sacado de una leyenda y parece una bestia salida de las fosas abisales, de las profundidades del reino de Davy Jones. Hoy nos ha llegado un telegrama que dice que no nos recogerán hasta la fecha que antes te he mencionado.

 

Te aseguro, hermano mio, que esa criatura  o lo que diablos quiera que sea eso posee un aspecto horrendo. Desde aquel día en el Robert capturó a ese pez, algo…algo ha cambiado en él. Te pido perdón de antemano por este salto temporal y esta carta tan rara pero mi cabeza se encuentra cada vez peor. Sin embargo no paro de pensar en ese pez, en esa aberración que te puedo describir con detalle: una criatura con tres cabezas retorcidas, luchando en sincronía. Sus bocas, con dientes desviados y afilados, permanecen abiertas, sólo para cerrarse en una grotesca imagen que se graba en mi mente. Sus ojos, de un verde musgo, tiene también como un bello negro, que recuerda al musgo de las rocas de las playas, que cubre un poco su cuerpo y aletas.

Johannes, con la misma mirada de siempre, sombría y cargada de una superstición casi enfermiza, advirtió al contemplar esa aberración: “Tres vidas entrelazadas en una, un destino ligado a muchos.” Rezo para que dicha abominación no se arroje sobre Robert y lo devore, pero este último afirma que si se come ese pez, si atreve a probarlo, la fortuna nos sonreirá de una vez por todas y sobre todo que no nos faltará comida hasta el día de nuestra recogida. Para él, es un sacrificio que está dispuesto a hacer.

 

Hermano, la condición de Robert se deteriora cada vez más y estas cartas parecen transformarse en una especie de diario tétrico donde las leyendas y relatos se mezclan con nuestros miedos y temores marinos.

Estoy confuso, el dolor de cabeza es cada vez más intenso y cada vez tengo más pesadillas. Con esperanza y miedo en mi corazón espero que pronto salgamos de este lugar.

 

Turner,

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Ludvig
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1 de Febrero de 1925.

 

Robert ha desaparecido.

Llevamos días buscándole, hemos estado todo estos días de ausencia buscando a Robert. No he dormido nada ni Johannes tampoco, estamos cansados, no hemos parado de trabajar tampoco. Desapareció la noche del 29. Eso cuatro días hasta su desaparición Rober estaba raro, desde que se comió aquel pez, Johannes le advirtió.

Sin embargo hemos tenido pescas fructíferas, honestamente parece que Robert tenía razón ¿Pero a que precio? 

Esos cuatro días anteriores a su desaparición el que parecía un moreno pirata se volvió tan de un grisáceo pálido rarísimo y en sus ojos habían cataratas, olía a pescado podrido y para colmo tenía un bello negro por todo el cuerpo como si fuera un musgo negro con un tacto aceitoso. 

Durante esos días estaba postrado en su cama, gritando cosas...cosas que no podría describir ni mencionar, desde luego no hablaba en cristiano.

El día anterior a su desaparición se levantó de la cama y se dirigió al muelle. 

Johannes y yo nos acercamos para ver cómo estaba. Nos asustamos al verle porque nosotros seguimos trabajando porque pensábamos que estaba enfermo o algo y que se le pasaría si descansaba pero no, hermano mío, nada de eso. 
El Robert que vimos ya no estaba, aquel hombre pálido ya no tenía cataratas, tenía todos sus ojos negros. Miraba al horizonte y por más que le habláramos no decía nada coherente. Solo señalaba el mar.

Estuvimos un rato para ver que hacía y no se movía. En una ocasión le oímos claramente una frase: "Allí en el mundo subacuático, allí en las profundidades, allí donde las huestes ahogadas de Davy Jones que navegan sin límites...reside él, el salvador."

 

Cayó la noche, empezó a llover torrencialmente. Johannes hizo un breve ritual y rezo a Poseidón en cuál yo participé, desesperado hice caso a las supersticiones de Johannes. Tras ese espectáculo nos pusimos a cenar, comimos un bacalao buenísimo.

Johannes se fue a dormir y fui a mirar si estaba Robert, no estaba. Sólo había esa especie de musgo negro aceitoso donde él estaba, no me atreví a tocarlo.
Rápidamente avise a Johannes el cual vi paralizado porque lo vi plantado en la habitación de Robert sin mediar palabra. Me acerqué a él, Johannes me miró e hizo un gesto con la mano para señalarme algo.

 

La habitación de Robert estaba llena de ese musgo negro y marcas extrañas en la pared. Le comenté a Johannes que Robert no estaba, entró en pánico gritando que no tenía que haberse comido esa aberración. Daba golpes en la pared del cabreo que tenía, y con razón, no sabíamos que era eso ni que había pasado. 

No intentamos poner en contacto a través del telegrama pero...nos fue imposible, estaba roto. 

 

Esta es la situación. Johannes ha puesto tablones en las ventanas, está extremadamente paranoico y no quiere que salgamos de noche, ni que nos acerquemos a la habitación de Robert, la verdad prefiero hacerle caso porque está muy violento. 

 

No sé como acabará esto, pero seguiremos trabajando aunque estemos más alerta.

 

Te quiere, 

Turner.


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Ludvig
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Se puede ver que la caligrafía es bastante mala como si le hubiera temblado el pulso.

No entiendo, esta carta está muy arrugada. La he tenido que despegar de la décima carta, estaba como medio pegada. Voy a abrirla.


10 de Febrero de 1925

 

Johannes cayó enfermo hace varios días y ha muerto, no sé la causa pero tiene que ver con ese viscoso Musgo Negro que ahora está por toda la casa.

Quiero largarme de aquí, de verdad, y volver contigo. 

Antes de morir Johannes no paraba de balbucear, le salieron sarpullidos y ese musgo negro empezaba a salir por su cuerpo, primero salía por la boca, luego empezó a salir por los oídos y por los ojos, el resto es historia todo su cuerpo se vio invadido e infestado de eso.

¿Recuerdas el pez y todo lo que le pasó físicamente a Robert? Pues esto es peor, creo.

No sé qué va a ser de mi, pero para los que vengan… dadle estas cartas a mi hermano pero por favor investigad esta isla, le pasa algo, y empiezo a oír como si estuviera viva. Me estoy volviendo loco. No paro de oír susurros donde está ese musgo negro. 

¡Quiero irme! quiero irme ¡Quiero irme!  Quiero irme a casa, joder, maldigo el día en el que acepté este trabajo. ¡Dios sálvame! No… aquí ya no queda ningún Dios… no queda nada.

¡NADA! 

¡Musgo Negro! ¡Musgo Negro! ¡Musgo Negro! ¡Musgo Negro! ¡MALDITO MUSGO NEGRO!

¡Dejad de hablarme joder!

(Inteligible a causa de tachones con una notable desesperación)

 

11 de Febrero de 1925

 

Me da igual quien reciba esta carta, alejaos de mí. Alejaos de la Isla.

Quiero irme.

Quiero que te vayas.

No te vayas.

Vuelve.

 

Llevo días sin comer, ni beber. No tengo hambre. El musgo ya cubre todo el faro y gran parte de la Isla. 

Creo que me he infectado, tengo musgo por el pie, es asqueroso.

12 de Febrero de 1925

 

Estoy escribiendo en distintos días en la misma hoja porque sólo me queda una hoja más, me he comido el papel, tenía hambre. Esta hoja es mi diario, estoy perdiendo la cabeza y sólo puedo escribir en los momentos de lucidez. No paro de escuchar las voces de Robert y Johannes. Escucho el sonido de alguien ahogándose, no lo soporto.

 

13 de Febrero de 1925

 

Me he comido el cadáver de Johannes. 

Necesito ayuda. 

He escrito en la última carta, la décima, pero no recuerdo haberla escrito. Está cerrada.

 

(Fecha y texto inteligible.)

15 de Febrero de 1925

 

Turner no está.


La carta está rota y si había algo, se ha perdido. Me giro a mirar la décima de carta. En el sobre cerrado pone unas coordenadas y escrito "Ayúdame" pero no sé que insinúa la carta, tengo curiosidad de ir a ver esa Isla desde hace días, si es cierto o no lo que pasó ahí ya que nadie me ha dicho nada y he preguntado por ahí no dicen más allá que es un una leyenda para espantar a los pescadores de un lugar donde hay pesca asegurada aunque sea más arriesgado pescar allí. Tengo que meditar que hacer, la curiosidad cada vez es mayor y está claro que allí pasó algo, y ese algo le pasó a Turner.

 

 

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Ludvig
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He preguntado por todo el puerto sobre las coordenadas, nadie conocía nada o desconocían si había tierra algo allí.

Tras un rato me dirijo a la taberna del puerto "Dientes de Morsa", un sitio de mala muerte pero el mejor lugar para tomar algo en el puerto.

No soporto más la duda, no puedo dormir de las pesadillas y de saber que ahí allí, si existe de verdad o sino, puede que incluso sea en otro lugar y no sea Isla Espino. 

Turner perdió la cabeza y yo voy por el mismo camino desde que subí a mi barco ese condenado cofre y lo llevé a mi casa, maldita la hora.


Un día después mientras pescaba, puse en mi GPS las coordenadas. Voy a ir, no pierdo nada por averiguar que pasó, quiero dejar mi cabeza tranquila y despejada. El deseo ir es irrefrenable y no aunque quiera parar no puedo algo no me deja descansar sino voy.

No sé si estaré hechizado o simplemente es la curiosidad humana, no lo sé. 

Tengo provisiones para unas semanas así que no habrá problema, mientras tanto podré estar despejado y quizá leer la carta. Por ahora sólo me mantendré enfocado así que la leeré unos días más tarde.


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