
«El Árbol de la Colina» de H.P. Lovecraft
“Todos soñamos, los sueños prolongan los límites de nuestra mente y nos ayudan a organizar nuestros pensamientos. Y en algún lugar entre sus intangibles muros, existen caminos, tentadoras puertas que nos atraen hacia las profundidades de un abismo sin nombre. Si nos aventuramos en este umbral y descendemos los setenta escalones del sueño ligero, encontraremos una enorme caverna dominada por las llamas, donde viven dos ancianos sacerdotes, Nasht y Kaman-Thah, quienes juzgan a todos los durmientes. Si los encuentran dignos, les franquearán el paso hacia las Tierras del Sueño”
Matthew J. Cotello ; Las Tierras del Sueño

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Hablamos de un mundo ajeno nuestra dimensión física, un mundo difícilmente asumible por nuestras frágiles y delicadas psiques. Porque en sus templos y palacios, en sus océanos y montañas, aguardan maravillas y terrores cósmicos de innombrable magnificencia.
Quien viva allí el tiempo suficiente y adquiera las habilidades adecuadas aprenderá a crear nuevos objetos, aprenderá a crear una nueva vida incluso será capaz de crear una nueva realidad.
Esta, es tan sólo una de las muchas descripciones posibles de los misterios que esconden Las tierras del sueño, el universo imaginario engendrado por la mente del Maestro H.P. Lovecraft. Una suerte de dimensión alternativa cuya puerta de entrada pertenece al universo de lo onírico, y que guarda cierta relación con la proyección astral y los sueños lúcidos.

Las Tierras del Sueño de Jason Thompson
De algún modo, los soñadores experimentados, pueden llegar a convertirse en poderosos habitantes de Las Tierras del Sueño, y con la pericia adecuada, ser capaces de residir permanentemente en esta dimensión, trascendiendo la muerte física. No obstante, el acceso a las Tierras del Sueño puede realizarse por diversos medios ajenos al durmiente, ciertos lugares marcados, rituales y arriesgados experimentos físicos, que requieren atravesar zonas muy peligrosas de nuestro mundo y que finalmente nos permiten despertar en Las Tierras del Sueño. En consecuencia, la muerte real se convierte en un riesgo que puede dejarnos atrapados en la peor de nuestras pesadillas.

Las Tierras del Sueño de Jason Thompson (Detalle 3)
Allí, el Tiempo trascurre de manera diferente (cada hora de nuestro mundo representa algo más de una semana en las Tierras del Sueño) En este limbo, un viajero puede pasar meses de desventuras durante una sola noche de sueño en la Tierra. Y aunque sus fronteras suelen definirse como un emplazamiento tan sólo accesible por los soñadores de la Tierra, otros planetas habitados pueden tener sus propias entradas paralelas. Pero llegar a estos lejanos mundos es una empresa casi irrealizable para los simples mortales.
Cuentan que Lovecraft pasó largas horas de hermosos y terroríficos onirismos, una referencia ineludible para crear este fantástico universo. Cuentan que allí concibió algunos de sus más afamados terrores y criaturas, particularmente, el poder de sus entidades primigenias, descritas con detalle en muchas de sus aventuras literarias, especialmente, en los textos de Randolph Carter.
El ocultista británico Kenneth Grant, discípulo del afamado Aleister Crowley fundó la llamada Orden Tifoniana, una secta que giraba en torno al poder de entidades primigenias y que consideraba al Maestro Lovecraft como un profeta. Al parecer, sus trastornadas visiones nocturnas no eran otra cosa que un contacto real con poderosas entidades ultradimensionales.
Y no deja de ser cierto que las descripciones de Crowley y Lovecraft guardan cierta relación insana, cada una a su manera. Grant se obsesionó con esta idea, y sostuvo hasta su muerte, que Lovecraft y Crowley habían tenido acceso a “un extraño manuscrito cósmico en donde quedan registradas, con total crudeza, las realidades, mundos, civilizaciones y criaturas que hierven en el universo desde que éste emergió de la noche primigenia. A este manuscrito, similar en su concepción a los Archivos Akásikos, lo llamó el Necronomicón Astral”. 2 Por supuesto, todo esto no deja de ser una mera hipótesis sin sentido, ¿no creen? Aunque, también es cierto que el Maestro Lovecraft logró adentrarse en rincones del universo a los que pocos hombres han llegado. Infortunados y remotos lugares de nuestro mundo que donde aun permanecen abiertas las puertas de las tierras del sueño…

Las Tierras del Sueño de Jason Thompson (Detalle 1)
“El árbol de la colina” sería completado en 1940 por el escritor, colaborador y amigo personal de H. P. Lovecraft, Duane W. Rimel, convirtiéndose así en uno de los muchos relatos que el Maestro firmaría en compañía de otros autores dentro del llamado Círculo de Lovecraft. De hecho , las historias ambientadas en la s tierras del sueño han sido ampliamente comentadas y reversionadas por otros autores del genero, creando un universo rico y siempre cambiante que todavía hoy favorece una productiva especulación sobre sus cualidades. En el caso de El árbol de la colina, Rimel continuaría la historia con el regreso de nuestro protagonista a su vida mundana, donde trataría de encontrar una explicación a lo sucedido con ayuda de su amigo Theunis. Aparentemente, las visiones de su protagonista guardarían cierta relación con las tierras del sueño y con la presencia del todopoderoso Sub-Niggurath, una de las más temidas entidades primigenias de Lovecraft, conocida como el “Señor de los bosques”o “La Cabra de los mil vástagos”… Parece que las arriesgadas incursiones en el universo onírico tenían para lovecraft una significación casi ritual, cerrar los ojos y sumergirse en el mundo de los sueños resultaba ser toda una aventura para el maestro, pues allí aguarda uno de los más grandes enigmas de la humanidad.
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