
«Dune: Leyendas de Arrakis» de Frank Herbert
Entre 1963 y 1964 Frank Herbert, un periodista en paro con poca trayectoria como escritor,publicó una novela corta llamada Mundo de Dune, en la revista de ciencia ficción Astounding.
El texto tuvo una gran acogida entre los lectores y Herbert no tardó en elaborar su continuación, en el libro que poco después sería conocido como Dune. En la dedicatoria inicial de Herbert podemos leer:
«A la gente cuya labor va más allá de las ideas, al reino de los ‘materiales concretos y reales’, a los ecólogos de las tierras áridas, dondequiera que estén, en cualquier tiempo en que trabajen, este esfuerzo de predicción les es dedicado con humildad y admiración».
En 1965 Dune ganó la primera edición del Premio Nébula y en 1966 el Premio Hugo a la mejor novela de ciencia ficción. De sus tramas y personajes, se extraen algunas de las grande cuestiones que ocuparán el devenir de los tiempos, espejo para muchos de los conflictos del mundo que estaba por llegar. La Ingeniería social; los monopolios de recursos, el fanatismo religioso o la ecología… incluso el dilema del poder. Que acumulado en manos de un sólo individuo, por honestas que sean sus intenciones, desencadena en la historia de Arrakis una sucesión de acontecimientos irreparables… El propio Herbert mencionaba así la paradoja del héroe:
Se crean enormes problemas cuando los errores humanos se cometen en la escala de un gran héroe… Los héroes son un dolor, los superhéroes son una catástrofe. Sus errores nos llevan a la mayoría al desastre. Aunque crearas a un héroe infalible, las cosas que este héroe pondría en marcha podrían caer en manos de mortales falibles y corruptos. ¿Qué mejor forma de destruir una civilización, sociedad o raza, que poner en manos de un superhéroe las salvajes convulsiones que siguen a su juicio crítico y a su poder de decisión?
Lo que debemos hacer es permanecer unidos. Las personas son mucho más importantes que las cosas. Lo mejor que los humanos pueden acumular para sí mismos es permanecer los unos junto a los otros. Debemos rechazar todo lo que nos humilla. Y no hay nada peor que tratar a los seres humanos como a objetos. La gente debe ser la prioridad absoluta frente a cualquier ganancia. Y solo así sobreviviremos: Juntos.