«Cuentos Bífidos» de Miguel Salas. Microrrelatos de Horror y Maravilla.

«Cuentos Bífidos» de Miguel Salas. Microrrelatos de Horror y Maravilla.

 

 

La mayoría de los estudiosos de la literatura consideran que la raíz directa de la micro-narrativa se encuentra en el modernismo hispanoamericano, en las las vanguardias y otras formas de expresión supeditadas a los cambios culturales del mundo moderno, las artes quieren fusionarse en una quimera de espejos, como si la música, la arquitectura, la escultura o la pintura tuvieran un vínculo irrefrenable con las narrativas literarias. Aquel era su momento, y en ello jugó un papel fundamental la necesidad de renovación y la proliferación de revistas que exigían cuentos breves ilustrados para llenar sus paginas culturales…

 

Pero más allá del impacto de la propuesta editorial moderna, hay una herencia innegable que nace en los tiempos del amanecer del mundo, en esa cuentística conciliar de los cruces de caminos, en los mitos y leyendas, los de las aldeas y las rutas de paso, los de la herencia familiar y la narrativa de alcoba, que hoy se adaptan a nuestras ciudades y tecnologías y posibilidades de lo imposible para quienes, en otro tiempo, tan solo podían soñar con los prodigios del futuro. Hay una conexión innegable entre los cuentos del maestro Miguel Salas y aquella herencia, la de las buenas nuevas microhistorias, que tienen un arraigo fundamental en lo fantástico como forma de entender la realidad, de interpretarla más allá de su primer vistazo, la sinestesia del impacto, los abismos que se abren en un giro inesperado, en esas frases mágicas que encandilan al lector y lo obsesionan hasta cambiar su forma de entender el mundo real a través de lo fantástico.

 

Tolkien hablaba del Mundo Secundario, donde el inventor de cuentos demuestra ser un atinado “subcreador”. Construye un Mundo Secundario en el que tu mente puede entrar. Dentro de él, lo que se relata es “verdad”: está en consonancia con las leyes de ese mundo. Crees en él mientras lo habitas. Cuando surge la incredulidad, el hechizo se quiebra; ha fallado la magia, o más bien el arte.

 

Joseph Campbell apela también a las múltiples dimensiones del mito, y la importancia dimensión cosmológica, la dimensión relacionada con la ciencia: mostrarte cuál es la forma del universo, pero mostrártela de tal modo que el misterio se haga patente. Hoy, tendemos a pensar que los científicos tienen todas las respuestas. Pero los grandes científicos nos dicen: «No, no tenemos todas las respuestas. Les estamos diciendo cómo funciona… Pero no sabemos qué es».

 

Albert Einstein dijo una vez:

 

«La cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de toda verdad y ciencia. Aquel para quien esa emoción es ajena, aquel que ya no puede maravillarse y extasiarse ante el miedo, vale tanto como un muerto: sus ojos están cerrados…»

 

Así que ya lo saben amigos, lean a los grandes cuentistas, inventen sus propias historias, desplieguen el verbo como una radiante hecatombe de las leyes naturales y hagamos realidad los versos de Whitman, Que estamos aquí – que existe la vida y la identidad, que prosigue el poderoso drama, y que puedes contribuir con un verso.

 

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